Hablar
con Dios no es repetir machaconamente una letanía de frases escritas por otros.
¿De verdad te crees que eso es hablar? ¿Te imaginas estar con un amigo y
ponerte a repetirle unas mismas frases una y otra vez, repetidas sin cesar, sin
prestar la más mínima atención a lo que tu amigo quiera decirte, sin ni
siquiera dejarle hablar? Pues eso es lo que hace mucha gente… y se están perdiendo
la verdadera y maravillosa sensación de hablar con Dios.
Porque
como lo han definido muchas personas que han vivido experiencias cercanas a la
muerte, “comunicarse con Dios es la experiencia más extraordinaria que se pueda
imaginar, pero al mismo tiempo es la más natural del mundo, porque Dios está
presente en todos nosotros en todo momento”.
Ya
ves, hablar con Dios no es hablar, es… escuchar. Es ponerse en disposición de
recibir sus mensajes y entrar en comunión espiritual con él; abstraerse de este
mundo material y, en ese estado de concentración y pasividad receptora,
dejarnos llevar para recibir sus mensajes. Y así nos comunicamos con Dios, sin
palabras, sólo con el pensamiento, en una conversación que sólo da comienzo
cuando somos capaces de olvidarnos de nosotros, de olvidarnos de todo y dejar
el campo limpio y abierto para que pueda “aterrizar” en nuestra conciencia. Y
cuando llega es cuando se experimenta esa maravillosa sensación de hablar con
nuestro mejor amigo y de sentir que formamos parte de ese todo que es la
creación.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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