Mi
mujer estaba haciendo zapping, pasando rápidamente de un canal a otro en
televisión. De pronto apareció en la pantalla la repetición de un partido de
fútbol antiguo entre el Barcelona y la Real Sociedad y, como no paraba de hacer
zapping, la escena del partido de fútbol sólo duró un par de segundos en los
cuales sólo se escuchó al locutor nombrar a uno de los jugadores que
intervenían en aquél partido de fútbol: Puyol. Eso fue lo que escuché decir al
locutor, “Puyol”; no nombró a ningún otro jugador ni le escuché comentario
alguno más.
¿Qué
tiene esto de raro o extraño? Pues ahora verás. Al escuchar “Puyol” yo me quedé
impactado porque precisamente esa noche –y sin ningún motivo- había soñado con
Puyol y no de una forma intrascendente o pasajera, sino que esa noche Puyol se
había convertido en el eje central de mi sueño.
Sólo
para satisfacer tu curiosidad te contaré de qué iba el sueño, aunque eso poco
tiene que ver con tan insólita “coincidencia”. En mi sueño, el Barcelona, ante
el anuncio de Messi de abandonar el club, decidía fichar a Puyol aunque ya se
había retirado de la práctica activa del fútbol (tal como es la realidad). Y
todo el sueño consistía en ver a Puyol cómo aceptaba volver al equipo para
jugar, manifestando que aún estaba en forma.
Soñar
con el Barcelona (después de todo el lío Messi que se ha organizado en los medios
de comunicación) no tiene nada de extraño, pero soñar con un jugador de fútbol
jubilado del que llevamos varios años sin tener noticias suyas y que sea
precisamente su nombre el único que suene en el televisor al día siguiente, eso
sí que es totalmente incomprensible.
Si te pica la curiosidad por ese tipo de coincidencias, te recomiendo que le eches un vistazo al siguiente libro que puedes encontrar en Amazon: “No son coincidencias”, de Vicente Fisac.
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