domingo, 10 de mayo de 2020

Pasión por el cine


Si preguntas a cualquier niño qué quiere ser de mayor, te responderá que quiere ser policía, o bombero, o piloto de aviones de guerra, o explorador… pero muy pocos, por no decir ninguno, nombrará la profesión a la que yo aspiraba dedicarme cuando fuera mayor. Esta es la historia…

Desde que apenas tenía uso de razón, mi padre acostumbró a llevarme al cine y gracias a él fui desarrollando también mi creatividad e imaginación. Una buena prueba de ello la di un día en que el párroco de la iglesia de San Pedro, Don Tiburcio, vino a casa a visitar a mis abuelos. Cuando me vio, me saludó amablemente y me hizo una pregunta que suele hacerse a todos los niños: “¿Qué quieres ser de mayor?”. Seguro que también a vosotros os han hecho esa misma pregunta cuando erais pequeños, y seguro que habéis respondido: bombero, policía, vaquero, astronauta... o si acaso algo más cercano como: “lo mismo que papá”.

Sin embargo ya he dicho al comienzo de este comentario que mi pasión por el cine era tanta que, lógicamente, a una pregunta de este tipo, debería haber respondido con un: actor de cine, director de cine... pero no, sorprendentemente mi respuesta dejó a todos boquiabiertos: “quiero ser clasificador de películas”.

Tras la sorpresa inicial, me preguntaron el por qué de tan inusual vocación: “porque así podré ir al cine a ver todas las películas”. Mi respuesta había sido, por lo tanto, fruto de la lógica más elemental: en aquella época todas las películas tenían una calificación (para todos los públicos, para mayores y para mayores con reparos), pero si yo me hacía de mayor “clasificador de películas” mi trabajo consistiría precisamente en hacer lo que más me gustaba: ir al cine a ver todas las películas, absolutamente todas.


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