martes, 19 de mayo de 2020

Daimiel y el sexo


Para empezar diremos que en Daimiel no hay ni varones ni hembras, ni maridos ni esposas... allí se les llama simplemente: hombre y mujer o mujuer (“te presento a mi mujer”, “el hombre de la casa”...). Lógicamente si estos son jóvenes, entonces se habla de mozos y mozas. Cuando la mujer es muy guapa se dice que es muy hermosa, si resulta especialmente atractiva se dice que está jamona y cuando esta vende sus favores se habla de pelandusca o perica.

Para el inicio del juego sexual lo primero es duchase (ducharse) para estar bien limpicos (limpios o aseados). A continuación viene la fase de acicalarse (arreglarse) que en el caso del hombre lleva inexcusablemente la necesidad de afaitarse (afeitarse) y en la mujer la de atusarse (peinarse, arreglarse el pelo). Eso sí, cuando alguien se arregla de forma exagerada, se habla entonces de emperifollarse.

Después, para atraer a la moza, se le suele enferiar (regalar) alguna cosa y a continuación comienza el cortejo que muchos intentan acelerar e ir directamente a tentar (tocar) las manolas (tetas) e incluso a meter la mano por debajo del aldón (parte inferior de la camisa). Al órgano sexual masculino se le llama cebolleta y si no se quiere que la mujer alumbre (parir, dar a luz) nueve meses después, habrá que usar un conservativo (preservativo). Esto significará que ya se ha llegado a la alcoba (dormitorio) para acostase (acostarse), en un confortable colchón con su almuada (almohada) y su cobertor (colcha).y que ambos, el hombre y la mujer se han encuerado o puesto en cueros (se han desnudado) y están en pelotas (desnudos).

Cuando alguien hace esto muy a menudo y con distintas mujeres, se dice de él que es un tronchamozas, ya que a la que pilla se la lleva al huerto, como vulgarmente se dice. Pero lo normal es que la mayor parte de estos encuentros acaben con una boa, que no es una serpiente de grandes dimensiones sino una boda; si bien otros preferirán simplemente ajuntarse (unirse sin estar casados). De lo que no se libran hoy en día ni unos ni otros es de acabar esparcíos o desparcíos (divorciados o separados) al cabo de un tiempo.

Pero ¡ojo! si vas a Daimiel ten mucho cudiao (cuidado) con las palabras que dices y oyes, porque el idioma daimieleño también da lugar a muchos equívocos. Veamos algunos de esos equívocos relacionados con el sexo:

Si alguien dice que va a cascar con fulanica, lo que quiere decir es que va a hablar con una persona de la cual no te especifica su nombre de pila. Si te habla de apechugar, no se refiere a la pechuga en sentido figurado de la mujer, sino al hecho de asumir responsabilidades, y si habla de un bombo no se refiere a una tripa de embarazada sino a una construcción de piedra, sin mampostería, que se destina generalmente para refugio de pastores. Y es que muchas palabras en daimieleño tienen significados muy peculiares. Follar significa hervir y follao significa que las medias o los calcetines los llevas caídos. Cuando se habla del culo, es posible que se refieran a la parte inferior de un recipiente, si hablan de chochos es que están hablando de semillas, pero si hablan de tomates no se estarán refiriendo a las tetas sino que pueden estar hablando tanto del típico producto de huerta como de los agujeros que se hacen por el uso continuado en los calcetines, y si alguien dice mama es que está preguntando por su mamá. Y con los verbos pasa lo mismo: aliviar es darse prisa y trajinar es faenar. ¿Veis cómo es necesario tener a mano un buen diccionario para entender este idioma? Como prueba, a ver si sois capaces de traducir el siguiente texto:

Texto en daimieleño: El tronchamozas fue anca Fulanica, la jamona, y la vio follando güevos en la cocina. Se puso a cascar con ella y le enferió una ugüas mientras quella le dejó que sentretuviera con la tortasol y sus chochos. Cantico llegó la mama le dijo ca su hija l’habían hecho un bombo y si quería apechugar de trajinar con toa la farfolla q’había allí. Pa celebralo el padre le dio un chato y él, que quería aliviar, lo bebió hasta el culo.

Traducción al español: El mujeriego se fue a casa de una joven, muy guapa por cierto, y la vio cociendo unos huevos en la cocina. Se puso a hablar con ella y le regaló unas uvas mientras que ella le dejó que se entretuviera con un girasol y sus pipas. En cuanto llegó su madre le dijo que a su hija le habían construido un cobertizo y que si quería tomar la responsabilidad de faenar con todas las hojas secas de maíz que había allí. Para celebrarlo el padre le dio un vaso de vino y él, que quería darse prisa, lo bebió hasta el final.

Fuente: “Diccionario Daimieleño-Español”, de Vicente Fisac. Disponible en Amazon (www.amazon.es) en ediciones digital e impresa.

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