lunes, 30 de noviembre de 2015

Código de vida (12/22)

Le decían a Spiderman: “Todo poder conlleva una gran responsabilidad”. Eso mismo es aplicable al poder social de los cargos en organizaciones de todo tipo (empresariales, políticas, religiosas, culturales, etc.). El poder no debe utilizarse para “mandar” en los demás, sino para dirigir y asumir unas acciones que vayan en beneficio del grupo que nos ha dado dicho poder. Entendido así, el poder es una obligación, no un privilegio; no es algo que nos deba enorgullecer sino algo que debemos asumir con humildad y sencillez y poner al servicio de los demás.

El que manda debería aprender que los objetivos no se alcanzan dando órdenes, sino creando un espíritu de equipo que anime a todos sus integrantes a conseguirlo. Y para ello el “jefe” debe ser alguien que escuche, comprenda, acepte sugerencias, innove, motive, aporte y, en definitiva, sea el motor escondido y silencioso que sabe sacar lo mejor de cada uno de los integrantes de su grupo.


Si has leído esto, no ha sido por casualidad…

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