Llega un momento en que muchas personas no están satisfechas
con el mundo, con el proceder general de la gente, con la ignorancia a la que
todos se aferran para evitar preguntarse lo más elemental: el misterio de
nuestra propia existencia.
Se utiliza la ignorancia a modo de salvavidas porque se
tiene miedo a conocer la verdad, a conocernos de verdad a nosotros mismos. Hay
miedo porque en el fondo se sabe que la respuesta lleva aparejada una palabra
clave: compromiso. Por eso se prefiere seguir en la ignorancia, tapándose ojos
y oídos.
Sin embargo algunos encuentran el valor suficiente para
indagar en lo desconocido, un valor hermano de la confianza, para hacer frente
a todas aquellas cosas que antes se creían imposibles.
Nada de cuanto te sucede, es por casualidad.
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