La finalidad de cada ser humano es la de perfeccionarse día
a día. Nuestra vida debe ser una competición donde nuestro rival somos nosotros
mismos y nuestro reto consiste en mejorarnos cada día. Para lograrlo son
imprescindibles tres cosas que deben ir juntas para que de verdad nos hagan
mejores: pensar bien (utilizando a diario nuestra capacidad de reflexión),
escuchar bien (es más importante escuchar que hablar porque quienes deben
hablar por nosotros deben ser nuestros actos), y actuar bien (nada produce
tanta satisfacción personal como actuar correctamente, bien sea ayudando a los
demás o realizando nuestro trabajo o tareas de forma puntual y correcta).
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