viernes, 13 de noviembre de 2015

El nirvana nuestro de cada día

En las escrituras budistas se habla del nirvana como la cesación del egoísmo. El nirvana, del que hemos oído hablar alguna vez, es un estado que se alcanza mediante la meditación al conseguir aislarse de los sentidos físicos, dejando dormida la razón. Se alcanza entonces una gran paz interior, una sensación de exaltación interior que nos revitaliza física y espiritualmente.

Pero llegar a ese estado no es tan difícil como pudiera parecer, si bien exige estudio y práctica (las palabras inefables, especialmente aquellas que venimos escribiendo en este blog desde el pasado 24 de septiembre de 2015, pueden ayudar a ello).

Tampoco es necesario dedicar largas horas para entrar y mantenerse en ese estado. En realidad –y una vez que con la práctica hemos conseguido aislarnos del mundo material- sólo bastan unos pocos minutos al día para dar a nuestra vida un soplo de plenitud. No se trata de escapar del mundo ni de nuestras obligaciones, sino de dar a nuestra alma-personalidad la oportunidad de desarrollarse.

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