Nuestro ser externo, mente objetiva (o como queramos
llamarlo) es algo así como la recepcionista de una fábrica llamada cuerpo. Esta
fábrica tiene cinco puertas de entrada (vista, oído, olfato, tacto y gusto) y a
través de ellas llegan cada día multitud de materiales a los que llamamos
“experiencias”.
Nuestro ser externo comete muchos errores (¡cuántas veces
nos hemos dado cuento de que los sentidos nos engañan!) y por eso necesita
pedir consejo siempre a nuestro ser interno, mente subjetiva, alma... o como
queramos llamarlo.
Ambos, el físico y el mental, deben trabajar siempre juntos
y en armonía.
"Médico, periodista y poeta", una vida que vale la pena conocer.
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