Es una buena práctica comenzar el día dando gracias a Dios,
nada más despertarnos, por permitirnos disfrutar un nuevo día. (En caso que la
palabra “disfrutar” no sea apropiada, por estar viviendo unos momentos
difíciles o dolorosos, da igualmente gracias por permitirte “experimentar y
aprender” de las dificultades durante ese nuevo día). De igual forma, beber un
vaso de agua nada más levantarnos y realizar unas inspiraciones profundas, nos
ayuda a poner en marcha nuestro organismo físico y nos revitaliza mentalmente.
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