Como hemos dicho, una parte de Dios está dentro de nosotros
pero unida a su vez a la materia. Según vamos aumentando el conocimiento que
tenemos de Dios y de nosotros mismos, se generan pensamientos elevados que
alimentan nuestra alma-personalidad.
El alma-personalidad del ser humano irá evolucionando hasta
que nos volvamos totalmente conscientes de la consciencia de Dios y entonces
volveremos a ser uno. Ese es nuestro propósito en esta vida y en las que
tengamos después.
Es una ley cósmica que la parte espiritual del ser humano
vuelva a formar parte integral -otra vez- de Dios. De no ser así, es decir, si
no fuese que tienen que volver a su origen, no tendría sentido que la misma se
hubiera insuflado a la materia.
Cuando la esencia de Dios se extiende dentro de la materia,
se convierte en nuestra alma. Por eso el ser humano es consciente de poseer una
parte espiritual, porque Dios es consciente de sí mismo y esa consciencia de si
mismo es la que tiene el ser humano respecto a su propia esencia espiritual.
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