Cuando hablemos, que sea con conocimiento de causa, y si no
tenemos el conocimiento suficiente, deberemos advertirlo así humildemente. No
pasa nada por decir “yo no entiendo de eso, aunque a mi me parece que...”.
Nunca se debe criticar, pero tampoco debemos callarnos ante algo que pensamos
está equivocado o puede ser perjudicial para alguien. Porque no es lo mismo
“criticar” que “hacer crítica”. En el primer caso sólo se consigue destruir; en
el segundo se aportan luz y alternativas que pueden ayudar a corregir una
situación: Es lo que se llama “crítica constructiva”. Y es que siempre hay que
buscar el lado positivo de las cosas porque –aunque parezca mentira- en todas
las cosas siempre se puede encontrar algo positivo. Y cuando escuches críticas
destructivas sobre alguien, no escurras el bulto ni demuestres complacencia;
simplemente da a conocer que tal crítica no te parece correcta.
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