La
noticia le hizo palpitar tanto el corazón que este parecía querer salir de su
pecho; su rostro enrojeció por la ira y en los ojos brotó la desesperación.
Amaba a Argene y no estaba dispuesto a perderla.
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Pero no
puedes volver a verla, el rey lo ha prohibido –le advirtió Megacles.
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Pues
entonces me escaparé con ella; la rescataré y huiremos.
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¡Estás
loco! ¿Cómo harás tal cosa?
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No lo sé,
ayúdame a idear algún plan.
1 comentario:
Muy bonito...
Esa novela promete.
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