domingo, 20 de octubre de 2013

El calor del hogar

Abrió la puerta despacio –allí nunca se cerraban las puertas puesto que nunca nadie robaba- y cuando se quitó las botas para dejarlas en la entrada, Sven pegó un brinco y corrió como una flecha para abrazarlo. Kirsti también alzó los brazos y Sonja y Eloy se levantaron mientras él avanzaba hacia ellos arrastrando el cuerpo de Sven que se había agarrado a una de sus piernas y se acercaba a besar a Kirsti. Saludó a Sonja, a quien dio un tímido beso y miró con intriga a aquél intruso que le pareció demasiado joven para Sonja. Ella se lo presentó y le contó que era un amigo español que tocaba muy bien la guitarra y que precisamente le estaba pidiendo que cantase el domingo en la iglesia con ellos. Eloy se disculpó y dijo que se marchaba al hotel puesto que suponía que ellos tendrían mucho de que hablar, pero Nils sentía curiosidad y quería saber hasta dónde llegaba la relación de Sonja con ese joven, así que le pidió que se quedase un rato más. Para colmo, en el rato que estuvieron hablando, surgió el tema de la familia, y Eloy les contó cómo era su familia, la unión que había entre todos ellos, esa sensación de bienestar que se sentía cada vez que se llegaba a casa y podías compartir con los otros miembros de la familia tus problemas, tus sueños, tus juegos... Nils, que había tenido mucho tiempo para pensar sobre todo esto durante su lenta recuperación después del accidente, se sintió “tocado” por aquellas palabras. Veía que entre Sonja y él había una extraña complicidad aunque no sabía hasta dónde habría llegado ese acercamiento y comprobó también cómo ese intruso se había ganado el cariño de Sven y de Kirsti.

Eloy les preguntó después por su matrimonio, por la familia que habían formado aunque ahora estuviese rota pero que, según parecía, había funcionado bien durante varios años. Ella sacó un álbum de fotos y le fue contando algunos detalles de cómo había sido la ceremonia, celebrada  al año de vivir juntos, en la iglesia del pueblo que ya conocía Eloy.
-         ¿Tú no tienes pareja? –le preguntó Nils.
-         No –respondió Eloy-, aún no he encontrado a la chica de mis sueños.
Al pasar una nueva página del álbum, Eloy se quedó mirando fijamente una foto y cuando Sonja iba a pasar a otra página la detuvo y dijo: “Creo que a esa chica la conozco”.

De la novela "La fuga" de Vicente Fisac

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