Toribio, con la
tráquea llena de chopped no podía articular palabra y empezó a gesticular y
hacer movimientos espasmódicos mientras salía al exterior al tiempo que David,
el repartidor de pizza llegaba a la misma.
- Hey, Tori -saludó
David (a lo cual no pudo contestar Toribio en medio de unos extraños gruñidos y
estertores), aquí te traigo la cuatro estaciones que me habías pedido de
postre.
Viendo como
Toribio se le abalanzaba, David se puso eufórico y dijo:
-
Ole, Tori, qué bien embistes.
Toribio seguía
dando bandazos y moviendo las manos, tanto que David no pudo menos que
sentarse, dar palmas y cantar unas sevillanas, después una soleá (y eso que ya
era casi de noche) y finalmente un fandango.
- Venga, Tori, un
poquito de zapateado -le animó David.
En esto se
presentó una pareja de la Guardia Civil que estaba casada por la Iglesia. Ellos
eran Manuela y Enrique, dos jóvenes Guardias Civiles (de estado civil casados)
que llegaban con cara de pocos amigos:
- ¿Así que ha sido
este payaso, el Toribio, el que nos ha dado una falsa alarma? Pues te vas a
enterar, te vienes al cuartelillo y mañana nos lo cuentas. Y lo esposaron (a
pesar de que Toribio no conocía mujer ni había tenido noviazgo alguno).
De la novela de
humor "El dulce gorjeo del buitre en celo", de Ana Moro, Teresa Moro, César
Almodóvar y Vicente Fisac.
1 comentario:
El próximo puede ser "Pareados Inefables"...
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