El
actual desGobierno de España es especialista en imponer medidas de control que
no controlan nada. Veamos, por ejemplo, la ilusión de pretender que nadie salga
de Madrid para que no se extienda la pandemia (eso dicen).
Si
de verdad quisiesen hacer eso, pondrían controles de policía 24 horas al día en
todas las carreteras, aeropuertos, estaciones de tren y de autobuses. Allí se
controlaría que sólo salen de Madrid quienes tengan causa justificada (de trabajo,
de educación o sanitaria). Y al mismo tiempo no dejarían entrar a nadie (ni por
carretera, ni por avión ni por tren) a menos que demostrasen la justificación
de dicho desplazamiento y el modo de estar localizables en todo momento.
Pero
en vez de eso ¿qué hacen? Dejan entrar a todos los que quieran y ponen
controles un par de horas al día para entorpecer el tráfico y sin controlar ni
siquiera a todos los que salen sino sólo a unos cuanto al azar. El resto del
día nada. Eso sí, los fines de semana aumentan esos controles para fastidiar
más, ya que a las familias les apetecería pasar el día en el campo (en donde no
hay virus ni aglomeraciones) y prefieren que se distraigan en centros
comerciales y supermercados, y utilicen transportes públicos atestados de gente
(como todos los días, porque parece ser que si vas apretujado en un autobús o
en el metro no te puedes contagiar, pero sin paseas por el campo sin nadie en
50 metros a tu alrededor sí que te puedes contagiar).
El
periodista Julián Águila ponía un ejemplo muy significativo de lo absurdo de
esas medidas de cerrar perímetros de ciudades o Comunidades: “De Guadarrama
(Madrid) no se puede ir a San Rafael (Segovia) que son 6 kilómetros, pero sí se
puede ir a Aranjuez, que son 100. De Venta de Cárdenas a Santa Elena hay 10
kilómetros, pero se cambia de Castilla La Mancha a Andalucía y no está
permitido; pero sí podría uno ir de Vera (Almería) a Lepe (Huelva) que son casi
600 kilómetros pero es la misma Comunidad”.
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