martes, 6 de octubre de 2020

Yo le salvé la vida a un medicamento

“¿Cómo dices? Será al revés, será el medicamento el que te salvó la vida”, seguro que me dirías esto después de haber leído el título anterior. Sin embargo puedo asegurarte que no hay ningún error, está bien escrito, hubo una vez en que yo le salvé la vida a un medicamento. Esta es la historia…

Es frecuente escuchar testimonios de personas que agradecen a un fármaco el que les haya salvado la vida; sin embargo no es tan frecuente que un fármaco le deba la vida a una persona. Pues este es, precisamente, el testimonio que voy a relatar: si hoy existe y está disponible en las farmacias Tantum Fuerte, es porque yo luché por salvarle la vida y a fe que lo conseguí.

Todo comenzó en la década de los 70 cuando el director general de Laboratorios Latino, Carlo de Franceschi, nos planteó un dilema: teníamos listo para lanzar al mercado Tantum Fuerte pero temía que su lanzamiento sólo sirviera para que los médicos cambiaran sus recetas de Tantum Pomada a Tantum Fuerte (que era algo así como un Tantum Pomada mejorado); y eso, claro, no era negocio. Tantum Pomada era líder destacado del mercado, la mejor pomada antiinflamatoria contra golpes, torceduras, esguinces, etc., y ahora Tantum Fuerte era mejor (un 5% de benzidamina en vez de un 3% y una crema de alta calidad cosmética –tipo Nivea- mucho mejor que la grasienta pomada).

Estaba claro que, con una mejor formulación y mayor concentración, tanto sus efectos terapéuticos como su aceptación por médicos y pacientes iba a ser mejor. Pero el precio era similar entre ambos productos y lo que no quería De Franceschi era cambiar ventas de uno a otro sino crecer y por eso me pidió que estudiase si había alguna posibilidad de éxito ya que si no, renunciaría a su lanzamiento.

Tras el correspondiente estudio de la situación, pude comprobar que Tantum Pomada sólo se recetaba en indicaciones traumatológicas pero no en otras afecciones como tromboflebitis, varices, golpes y hematomas profundos, etc. Comprobé además que había muchos médicos que no recetaban Tantum Pomada en ninguna indicación y sí en cambio otras pomadas y cremas competidoras. Me di cuenta que si lograba convencer a esos médicos que el nuevo Tantum Fuerte era mejor que los otros en esas indicaciones, conseguiríamos ganar ventas a costa de los competidores y no a costa de nosotros mismos. La estrategia pasaba, por tanto, por destacar en primer lugar esas otras indicaciones a todos los médicos y en hacer un especial esfuerzo con este enfoque en los médicos que aún no recetaban ningún Tantum.

La propuesta fue aceptada y para asegurarnos, antes de su lanzamiento a escala nacional, se decidió poner en marcha algo completamente innovador en el mercado farmacéutico de los años 70: los mercados de prueba. Así se hizo un lanzamiento de Tantum Fuerte limitado a solo dos provincias representativas del total nacional; si fracasaba la propuesta el daño sería mínimo, y sin triunfaba, se podría lanzar con seguridad de éxito en toda España.

El mercado de prueba demostró que yo estaba en lo cierto y Tantum Fuerte pudo por fin ser lanzado a nivel nacional y, a pesar de una pequeña “canibalización” de las ventas del Fuerte hacia el Pomada, la suma de ambos fue notablemente superior a lo que antes se vendía. Se aumentó el número de médicos prescriptores y se consiguió que lo prescribieran también en esas otras indicaciones.

Poco tiempo después, Tantum Pomada desapareció y sólo quedó Tantum Fuerte. Hoy día, cinco décadas después, Tantum Fuerte sigue gozando de buena salud y está disponible en todas las farmacias para que podáis combatir con él cualquier golpe, torcedura, esguince, flebitis, etc. Yo salvé la vida a este fármaco y él a cambio nos sigue aliviando con seguridad y eficacia el dolor y la inflamación superficial.


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