lunes, 5 de agosto de 2013

¿Por qué ese empeño en que todos seamos amigos?

Muchos jefes y directivos se empeñan en que todos los miembros de su equipo sean amigos entre sí. Creen con ello que irán mejor las cosas, que se sentirán más identificados con la empresa, que estarán más motivados y... posiblemente también, que les será más fácil manejarlos.

Craso error. En cualquier equipo hay personalidades y trayectorias muy diversas y tratar de conseguir que se unan entre sí en una fuerte amistad es como querer unir agua y aceite. Es cierto que pueden y deben existir puntos comunes y sobre ellos debe trabajar el jefe, pero eso no implica que deban ser amigos; y no por no serlo habrá de ser mala la convivencia.

“No todos tienen que ser amigos entre sí, aunque sí deben caminar juntos”. Esta es la idea, tal como la plasma Diego Pablo Simeone en su libro “El efecto Simeone (la motivación como estrategia)”.

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