En el mundo empresarial, donde cada vez va primando más el
corto plazo y donde los empleados se consideran simples asalariados sin mayor
implicación con la empresa, y donde su principal objetivo (con seis millones de
parados es fácilmente entendible) es conservar su puesto de trabajo... es
difícil que tenga cabida la palabra “fidelidad”.
Sin embargo, Diego Pable Simeone, en su libro “El efecto
Simeone (la motivación como estrategia)”, nos dice que “en la vida y en el
fútbol, la fidelidad es muy importante”. En efecto, aunque la palabra
“fidelidad” parezca pasada de moda, tiene una gran importancia a la hora de lograr
el “compromiso” de los empleados con su empresa y con los objetivos colectivos.
Si una empresa no fomenta la “fidelidad” de los empleados recurriendo para ello
a todas las medidas de motivación imaginables, estos empleados estarán pensando
más en ellos que en la empresa y así es muy difícil que vengan los éxitos o en
cualquier caso estos serán inferiores a lo que hubieran podido ser.
Si una empresa no invierte en “fidelidad” no recibirá luego la recompensa.
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