Siempre me había preguntado qué sentirían esos jugadores que
al cabo de la temporada sólo han jugado unos pocos minutos en unos pocos
partidos. Pensaba que su motivación no puede ser fuerte, todo lo contrario, que
deben sentirse desmotivados, deseando que las cosas cambien o que sean ellos
los que cambien de equipo. Y está claro que gente desmotivada dentro de un
grupo perjudica notablemente a la marcha del grupo, se trate de equipos de
fútbol o de grupos de trabajo o departamentos dentro de una empresa comercial.
Sin embargo, la temporada pasada, con Diego Pablo Simeone
dirigiendo al Atlético de Madrid y consiguiendo dos títulos (Supercopa de
Europa y Copa del Rey) así como un tercer puesto en la Liga, pude ver un equipo
en donde todos los jugadores estaban motivados, independientemente que jugasen
pocos minutos o muchos.
La clave la descubrí después al leer el libro “El efecto
Simeone (la motivación como estrategia)” que recoge la filosofía de Simeone
para motivar grupos humanos. Dice que “el equipo vive de los minutos que pueda
aportar cada componente del grupo. No importa la cantidad de los minutos sino
la calidad de los mismos”.
¡Chapeau! Con esta filosofía nadie es más que nadie, no hay
titulares ni suplentes, sino que todos son igual de importantes y el objetivo
de cada uno es rendir al máximo en esos minutos (sean pocos o muchos) que a lo
largo de la temporada pueda gozar. Un jugador que haya jugado pocos minutos, si
lo ha hecho bien, habrá contribuido igual que los demás al éxito colectivo
porque si en esos minutos que estuvo sobre el campo su equipo hubiera encajado
algún gol o él los hubiera fallado, esos partidos habrían acabado en derrota;
sin embargo si la calidad de esos minutos fue la máxima, consiguió cuanto menos
mantener lo conseguido.
Todo esto es igualmente aplicable al mundo empresarial. Una
secretaria, un adjunto, un becario... todos son igual de importantes y lo que
cuenta es la calidad del trabajo que aporten, sea ese trabajo de mucha o poca
relevancia, de mucho o poco brillo; da igual, es la calidad de su aportación lo
que de verdad contribuye a los resultados finales.
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