Nosotros
podemos saber lo que sucedió en el pasado, esa es la historia, la de la
humanidad la de cada uno de nosotros en
particular. Todos aceptamos este hecho: Podemos recordar y conocer cosas del
pasado. Pero ¿podemos hacer lo mismo con
el futuro? Ahí nos topamos con un muro, no podemos conocer el futuro. Esas son
las reglas del juego… esas son las reglas del juego que hemos aceptado.
En
el futuro hay muchas opciones, muchas posibilidades, muchos caminos diferentes
a seguir… y nosotros iremos paso a paso eligiendo uno de esos caminos. Pero resulta
que en el pasado también existen muchas opciones, muchas posibilidades, muchos
caminos diferentes y resulta que de todo ello nosotros sólo hemos elegido
(recordado) uno.
Igual
que somos capaces de reconocer que las posibilidades futuras son infinitas
(puede suceder esto, aquello, lo otro, lo de más allá, etc.), las posibilidades
de pasado son también infinitas pero, con respecto al pasado sólo recordamos
una, una sola, y con respecto al futuro no somos conscientes de ninguna porque
–como decimos- “aún no han pasado” lo cual no quiere decir que dichas
posibilidades (esas infinitas posibilidades) no existan; sí que existen pero
sólo una de ellas, paso a paso, se irá incorporando a través de la experiencia
del presente a nuestro libro del pasado.
Tan
infinito es el futuro como el pasado, pero sólo somos conscientes de una línea
temporal que estamos experimentando.
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