Los
materialistas no reconocen que tengamos alma, sin embargo reconocen que tienen
una personalidad y se reconocen a sí mismos; “soy yo”, dicen. Sin embargo, si
intentan tocarse a sí mismos, tocar ese “yo” que dicen ser, no pueden hacerlo,
no pueden encontrarlo en ninguna parte de su cuerpo.
El
alma es un campo de energía electromagnética, un campo de acción concentrada,
algo así como una central de energía de infinitas probabilidades que buscan su
expresión. El alma, en definitiva, ha creado un mundo para que nosotros lo
habitemos y lo cambiemos.
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