domingo, 14 de marzo de 2021

Un cadáver exquisito (133)

Epílogo: ¿Qué fue de...? (y 3)
 
Silvestre, la Bestia, se volvió manso y se retiró a su finca de Extremadura. Allí se pasaba el día escuchando música clásica (porque la música amansa a las bestias) mientras cuidaba un rebaño de ovejas merinas, con lo que consiguía mucha lana. También tenía gallinas americanas, que ponen muchos huevos, y un rucho al que cuidaba como si fuese su hijo. Murió atropellado por un jabalí en celo cuando se iba a bañar al río.
 
El inspector jefe de los GRECO (Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado y Violento), Armando Lama Rimorena  (también conocido como El tío la Vara) se dedicó a ir por los bares imitando a José Mota , repitiendo la célebre frase "He dicho que si quié cerveza si no quié cerveza ¡a usté a la mierda!", bebiéndose en cada uno de ellos "una gorda" él solo. Se emborrachaba diariamente por lo que fue expulsado de la Policia. Dicen que iba dando "varetazos" a todo lo que se le ponía por delante y tuvo que ser ingresado en un manicomio.
 
El equipo especial de los GRECO, el grupo de élite formado por Mazas, Risto, Casius, Rambo, Sadam, Pollo Loco y Daisy, fueron para siempre un grupo humillado. Nunca pudieron asimilar la vergüenza del caso 32.969-G "El pasillo de la 216". Este ha quedado en las escuelas policiales como ejemplo  de  acción  desastrosa.  Abandonaron la policía por voluntad propia. No aguantaron la chufla de los GEOS en la fiesta del Patrón del Cuerpo, los Santos Ángeles Custodios, cuando les rociaban con los extintores y les conminaban a arrastrarse como lombrices. Como tenían unos cuerpos atléticos, curtidos en infinitas horas de gimnasio, y les gustaban los uniformes más que a un Toribio un bocata de chopped, montaron un show de strip-tease para despedidas de solteras. Un éxito total. "Dame con la porra" gritaban posesas, en trance, las mozas, que parecía no habían roto un plato en su vida. Y ellos las complacían. Sarna con gusto, no pica.
 
El sargento Miñambres sigue exactamente igual, no ha habido ningún cambio en su vida salvo la marcha de su Anacleta. En cambio, José Peláez, conocido como el Tarta, dejó el cuerpo de la Guardia Civil y se dedicó al culto al cuerpo. Le desapareció su tartamudez pero se quedó sin voz cuando se le declaró un pedazo de tía buena que conoció en el gimnasio al que iba todas las mañanas a mover el esqueleto. Ahora se pasan el día paseando en pareja (como la Guardia Civil) mientras sigue recordando sus tiempos en la Benemérita.
 
El eminente cirujano de digestivo, Dr. Robert Wilson, recibió el premio Nobel de Medicina el siguiente año gracias a su trabajo "Complicaciones gastrointestinales por la ingesta masiva de embutido cárnico de origen italiano en pacientes aquejados de estupidez crónica con supuesto envenenamiento por agente herbicida barato", donando íntegramente la cuantía del premio a la asociación de farmacéuticos en apuros de Castilla La Mancha, dadas la grandes penurias económicas por las que estaban pasando estos profesionales. Después de aquello, emprendió una aventura y coronó con éxito la cima del Mont Blanc, pero no pudo hacer el descenso ya que fue víctima de un episodio de vértigo de Menier.
 
Tras un corto romance con Wilma, el conserje Valentín terminó partiendo peras con ella porque esta no podía soportar el Síndrome de Diógenes que padecía el conserje  multiusos.  El infeliz iba recogiendo por las calles y los contenedores toda una suerte de curiosos objetos: trocitos de alambre de cobre, enchufes de microondas, marcos viejos de cuadros, lamas de persianas, revistas viejas... Una vez atestada la portería donde trabajaba empezó a llenar la cochera llegando a no poder sacar el coche. Los vecinos denunciaron el caso y lo despidieron sin darle el finiquito.
 
En vista de lo sucedido, Wilma volvió a Cuba. En la casa de los Bareta ya no la necesitaban, la crisis en España estaba dando fuerte y Valentín no era el hombre de su vida. Estaba más atento a sus cachivaches que a ella. Además, todos los cubanos emigrados añoran mucho su tierra. Sentimientos de amor-odio. En la primera noche en La Habana conoció a su hombre: Ronaldo Pacheco, más conocido como "Ron-Dum-Dum", un ex-boxeador de la categoría superwelter, medalla olímpica, que le hizo sentirse única. Él también estaba de vuelta después de conocer los turbios negocios que rodean este deporte en USA. Ahora viven muy modestamente en un piso destartalado cerca del malecón, y pasean todas las tardes, cogidos de la mano, sin tener la más mínima tentación de coger una balsa. Todas las tardes, al ponerse el sol, en el mismo balcón, se oye en un pick-up americano de los 50, el bolero "Bésame mucho".
 
Fundido a negro.

¡Ojo! ¡Que todavía no ha terminado la historia! Continuará...


“El dulce gorjeo del buitre en celo”, una novela escrito bajo la técnica de “cadáver exquisito” en donde el humor alcanza el estado de gracia.

https://www.bubok.es/libros/210805/El-dulce-gorjeo-del-buitre-en-celo

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