Capítulo 126.- Secuestrados
Anacleta va corre que te
corre con la bici hacia el convento de las Madres Adoratrices de la Santa Cruz
del Calvario de la Eterna Ciudad de Jerusalén con la mala suerte que, una vez
más, se le sale la cadena. En un ataque de furia, tira de la cadena (que en eso
era una experta) y se carga la bici. Ofuscada por su mala suerte, le propina
una patada, que le produce la consiguiente fisura en el dedillo, teniendo que
seguir cojeando su camino.
Edu y Pía, que llevan
varias semanas en casa de Tati por no tener ni dónde caerse muertos, se sienten
terriblemente desgraciados. Sus padres pasan de ellos, y Tati anda con sus idas
y venidas y no les presta mucha atención. De hecho, la nevera lleva varios días
vacía y nadie se ha preocupado de llenarla.
Como no tienen un duro, deciden arrimarse a la caridad y ponen rumbo al convento de las Madres Adoratrices de la Santa Cruz del Calvario de la Eterna Ciudad de Jerusalén, ya que una tía suya, Sor Visitación, es madre superiora de la orden y la recuerdan con cariño, ya que siempre les obsequia con dulces y tocinillos en sus visitas. Ella les dará cobijo y atención, además de suculentos bocados. Decididamente es la mejor opción.
Camino al convento se encuentran a Anacleta cojeante y renqueante, hecha una lástima. Durante el trayecto traban amistad, ya que una le cuenta sus desgracias sentimentales y ellos relatan sus desdichas familiares. Aquello parece la letra de un tango... Desolados, se abrazan los tres llorando su infortunio y lamentándose a grito pelado.
Sin embargo antes de
llegar al convento, un mustang negro para junto a ellos. Del automóvil se baja
el agente Kurkowsky, demudado tras conocer que ha sido víctima de una estafa y
su cuello pende de un hilo. Tras escanear la fórmula y enviarla encriptada por
email a sus contactos en Rusia recibe una llamada que le hiela la sangre en las
venas.
"No puede ser... Pero... No es posible.. ¿Están seguros?... Sí señor, no se preocupe. Me pongo en marcha inmediatamente -atina a balbucear.
Según le dicen les ha enviado la fórmula del tomate frito Solís, algo que no es ni remotamente lo que ellos esperan. Le dan un ultimátum. O recupera el dinero y la fórmula en un plazo de 48 horas o puede empezar a enviar currículos a la ONCE, porque ya ha visto demasiado y la muerte tiene un precio.
- ¿Vosotros sois los
hijos del traidor, de la rata de alcantarilla de Bareta, verdad? Pues vais a
venir conmigo a dar un paseíto. Si vuestro padre quiere volver a veros con
vida, tendrá que acudir a por vosotros... Y entonces me encargaré de él como se
merece...
Anacleta horrorizada se le tira como una gata en celo e intenta arrancarle el revolver. No se le ocurre otra cosa que morderle la mano
- ¡Auuuuuuuuuuuu! !Mala bestia!- chilla Kurkowsky sorprendido por la reacción. Con una llave de judo se quita de encima a la infeliz y con un culatazo en la cabeza, la deja medio atontada-. Tú te vienes también, por metomentodo.
Cerrando la puerta de golpe y mentiendo a Anacleta en el maletero, Kurkowsky pone rumbo a la ciudad, a encontrarse con Bareta.
Jacinto Monteperales
consulta su Iphone. Le ha llegado un mensaje de Future Farma informándole que
su oficina ha sido robada y que han desaparecido varios documentos de su
despacho. "Alea jacta est", murmura.
Recuerda que en aquella noche lejana, en la cena de empresa, ha salido para buscar a Bareta, no porque quiera pedirle disculpas ni mucho menos, sino porque se lo está pasando muy bien a costa de él -una vez más- y quiere seguir choteándose. Es entonces cuando lo ve hablando con Kurkowsky en el hall del hotel. Pertrechándose entre las macetas se entera de las intenciones de aquellos hombres y queda horrorizado.
"O sea, que además de ser un mediocre y un cornudo, Baretita es un traidor... Desde luego no se salva de una el pobre", piensa para sus adentros.
De esa forma comienza a diseñar su estrategia. Guarda los documentos confidenciales en la cámara acorazada del laboratorio y deja en su despacho, en un lugar más bien accesible, una serie de fórmulas de productos alimenticios, entre las que se encuentra la del tomate frito Solís, el ColaCao, el paté La Piara, los doritos y demás. Como no sabe exactamente en qué producto está interesado el interlocutor de Bareta, prefiere no dejar nada al azar, y llena sus carpetas con duplicados de fórmulas falsas.
Tampoco sabe cuando tendrán pensado dar el "golpe", así que se anticipa y deja todo preparado para que se lleven una sorpresita los amigos de lo ajeno.
Es un plan magistral, sin duda. Él va a quedar como un héroe delante de toda la plana mayor de la empresa, por haber tenido la precaución de poner a buen recaudo aquella documentación confidencial y Bareta tendrá sus días contados. Si no se equivoca, aquél mafioso no se va a quedar de brazos cruzados cuando descubra el engaño y ya se sabe cómo se las gasta esa gente cuando se siente estafada.
Dos pájaros de un tiro. Y una vez se carguen a Bareta, Violetita estará más libre que un pájaro y tendrá todo el tiempo del mundo para dedicarle a él sus carantoñas y atenciones.
"Es que eres un fenómeno, chaval", se dice Jacinto a sí mismo mientras el ego se le infla como un globo...
Como no tienen un duro, deciden arrimarse a la caridad y ponen rumbo al convento de las Madres Adoratrices de la Santa Cruz del Calvario de la Eterna Ciudad de Jerusalén, ya que una tía suya, Sor Visitación, es madre superiora de la orden y la recuerdan con cariño, ya que siempre les obsequia con dulces y tocinillos en sus visitas. Ella les dará cobijo y atención, además de suculentos bocados. Decididamente es la mejor opción.
Camino al convento se encuentran a Anacleta cojeante y renqueante, hecha una lástima. Durante el trayecto traban amistad, ya que una le cuenta sus desgracias sentimentales y ellos relatan sus desdichas familiares. Aquello parece la letra de un tango... Desolados, se abrazan los tres llorando su infortunio y lamentándose a grito pelado.
"No puede ser... Pero... No es posible.. ¿Están seguros?... Sí señor, no se preocupe. Me pongo en marcha inmediatamente -atina a balbucear.
Según le dicen les ha enviado la fórmula del tomate frito Solís, algo que no es ni remotamente lo que ellos esperan. Le dan un ultimátum. O recupera el dinero y la fórmula en un plazo de 48 horas o puede empezar a enviar currículos a la ONCE, porque ya ha visto demasiado y la muerte tiene un precio.
Anacleta horrorizada se le tira como una gata en celo e intenta arrancarle el revolver. No se le ocurre otra cosa que morderle la mano
- ¡Auuuuuuuuuuuu! !Mala bestia!- chilla Kurkowsky sorprendido por la reacción. Con una llave de judo se quita de encima a la infeliz y con un culatazo en la cabeza, la deja medio atontada-. Tú te vienes también, por metomentodo.
Cerrando la puerta de golpe y mentiendo a Anacleta en el maletero, Kurkowsky pone rumbo a la ciudad, a encontrarse con Bareta.
Recuerda que en aquella noche lejana, en la cena de empresa, ha salido para buscar a Bareta, no porque quiera pedirle disculpas ni mucho menos, sino porque se lo está pasando muy bien a costa de él -una vez más- y quiere seguir choteándose. Es entonces cuando lo ve hablando con Kurkowsky en el hall del hotel. Pertrechándose entre las macetas se entera de las intenciones de aquellos hombres y queda horrorizado.
"O sea, que además de ser un mediocre y un cornudo, Baretita es un traidor... Desde luego no se salva de una el pobre", piensa para sus adentros.
De esa forma comienza a diseñar su estrategia. Guarda los documentos confidenciales en la cámara acorazada del laboratorio y deja en su despacho, en un lugar más bien accesible, una serie de fórmulas de productos alimenticios, entre las que se encuentra la del tomate frito Solís, el ColaCao, el paté La Piara, los doritos y demás. Como no sabe exactamente en qué producto está interesado el interlocutor de Bareta, prefiere no dejar nada al azar, y llena sus carpetas con duplicados de fórmulas falsas.
Tampoco sabe cuando tendrán pensado dar el "golpe", así que se anticipa y deja todo preparado para que se lleven una sorpresita los amigos de lo ajeno.
Es un plan magistral, sin duda. Él va a quedar como un héroe delante de toda la plana mayor de la empresa, por haber tenido la precaución de poner a buen recaudo aquella documentación confidencial y Bareta tendrá sus días contados. Si no se equivoca, aquél mafioso no se va a quedar de brazos cruzados cuando descubra el engaño y ya se sabe cómo se las gasta esa gente cuando se siente estafada.
Dos pájaros de un tiro. Y una vez se carguen a Bareta, Violetita estará más libre que un pájaro y tendrá todo el tiempo del mundo para dedicarle a él sus carantoñas y atenciones.
"Es que eres un fenómeno, chaval", se dice Jacinto a sí mismo mientras el ego se le infla como un globo...
“El dulce gorjeo del buitre en celo”: https://www.bubok.es/libros/210805/El-dulce-gorjeo-del-buitre-en-celo
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