domingo, 28 de marzo de 2021

El códice y robobo (3)

Prólogo (1).- La presente novela gira en torno al robo del famoso “Códice Calixtino” que se conserva en el museo catedralicio de Santiago de Compostela; pero no se refiere al robo perpetrado el 5 de julio de 2011 sino a un robo posterior e imaginario aunque con burdas y absurdas motivaciones, tal como sucedió con el robo auténtico.
 
Aquél 5 de julio de 2011, los archiveros de la catedral de Santiago de Compostela echaron en falta la obra y denunciaron el robo a las autoridades. El códice había sido sustraído de una cámara blindada donde se encontraban depositadas las obras más valiosas del archivo... aunque, sin embargo, las investigaciones revelaron que el hurto se había producido la semana anterior y que los sistemas de seguridad eran muy deficientes. Resulta que después de tenerlo custodiado durante 800 años sin ningún tipo de incidente reseñable, cuando los responsables de la catedral de Santiago decidieron extremar las medidas de seguridad y guardar en una caja fuerte blindada los documentos, no tuvieron en cuenta aplicar esas mismas medidas de seguridad a la custodia de las llaves que abrían la citada caja fuerte; tanto es así, que –cuando se descubrió el robo- las llaves de la caja fuerte aparecieron... colocadas perfectamente en su cerradura.
 
Todos los medios de comunicación nacionales e incluso internacionales se hicieron eco de esta noticia y de las investigaciones posteriores para tratar de recuperar esta joya bibliófila. Durante los meses siguientes la policía investigó a los canónigos, historiadores, personal administrativo, emplea-dos de mantenimiento y de limpieza, etc., asumiendo como móvil más probable el afán de perjudicar al deán, tras haber comprobado el enfrentamiento interno existente entre los canónigos, y descartando en principio a una banda organizada o un robo por encargo ya que la obra difícilmente sería vendida de forma pública.
 
Finalmente, el 4 de julio de 2012 fue recuperado el códice; este había sido robado por un electricista que había trabajado en la catedral, que también tenía en su poder otros documentos y objetos del templo, y no lo había hecho por ánimo de lucro, sino sólo por fastidiar.
 
Continuará…

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