Capítulo 123.- ¡Soy hija del Cuerpo!
Los dos “piratas-bribones” por lo menos lograron zafarse un momento de las zarpas con uñas pintadas de rosa chicle de Freddy y sentarse en la única mesa de “El Palomo Cojo” que tenía ventana con vistas a la trattoria.
- Mira, Freddy, te llamas así ¿no? -le dijo suave y educadamente Charly intentando calmar al Falete de la Mancha.
- Yo me llamo como tú quieras, príncipe de las mareas.
- Freddy, muchas gracias por tu amabilidad y efusividad pero te pido que seas un poco discreto y nos dejes un ratito solos a mi representante artístico y a mí, para poder tratar un asunto muy importante para mi carrera profesional. Soy violinista y mañana tengo una prueba con la orquesta Orfeo -mientras decía esto último le mostraba la funda del violín.
Oír Freddy las palabras “representante” y “artístico” en la misma frase le produjo un movimiento circular en los globos oculares que ni Marujita Díaz en sus mejores pleistocenos.
- ¡Aaahhhh! ¡Aaahhh! –chilló- Gracias, gracias, tantas velas colocadas a la Virgen de las Viñas han tenido recompensa –y de un salto se sentó en las rodillas de Agostino rodeando su cuello con sus manitas- O sea, morenazo, qué suerte hemos tenido los dos. Yo al conocerte y tú al poder representar a la cantante de copla que viene a ocupar el sitio de “La más Grande”. Rocío, Rocío Jurado. Y te lo voy a demostrar.
De un brinco se puso en pié, brazos en alto, tripa dentro, tetas para afuera y cuando empezó a dar palmas para coger el compás, Agostino le dijo:
- Miei cari giovani signora, signore, o qualunque cosa. Mi scusi, io sono solo un agente del circuito classico…
- ¡Aaahhh! ¡aaahhh! -volvió a chillar Freddy- ¡Y además es italiano! ¡Que me da un vahído!
Y sacó de su pechera un abanico que, rasgando el aire al abrirlo, lo agitó convulsivamente para darse aire. ¡Zas! ¡Zas! ¡Zas! ¡Zas! ¡Zas!...
Agostino miró fijamente a Charly y le habló solamente con el movimiento de los labios: “O te lo cargas tú o me lo cargo yo. Yo no aguanto más a este maricón”.
Charly sabía que era parte de su trabajo, el buitre tenía que gorjear para el buen desarrollo de la operación.
Acabaría primero con la loca y después, los dos paisanos con la boina enroscá que estaban viendo el espectáculo con la boca abierta. Daños colaterales.
Cogió la funda, la puso en la mesa, la abrió solo para permitir meter la mano para quitar el seguro, lo quitó, no haría ruido porque estaba puesto el silenciador.
Y cuando iba abrir la funda… Freddy se la cogió de un golpe diciendo:
- Siempre he querido tocar el violín…
Charly logró agarrarla por un lado pero el impulso de Freddy fue mayor y se hizo con ella, cayéndose de culo mientras la funda se abrió, "el buitre" salió volando, cayó en el suelo y soltó una ráfaga rastrera, un dulce gorjeo.
Agostino y Charly fueron alcanzados en las piernas, cayeron al suelo y chillaron de dolor. A ese grito se unió la Caballé tomellosera.
- ¡Aaahhh! ¡Aaaahhhh! ¡A mí la Guardia Civil¡ ¡Que soy hija del Cuerpo y me lo van a poner como un colador! ¡Me quieren hacer una liposucción a balazos!
Uno de los paisanos se lanzó al teléfono del bar y llamó al cuartelillo.
- Paco… soy el Braulio. Ven al bar de tu hijo. Se ha liao gorda con tiros y tó.
- Ya sabía yo que esto de la mariconería nos iba a traer un disgusto. Voy pa yá.
Esa noche, Charly no iba a poder cumplir su encargo. Tenía menos futuro de sicario que el feo de los hermanos Calatrava para miss Universo.
Pero el destino es caprichoso. Cuando menos te lo esperas... Don Peridone iba a pasar una noche "toledana" en plena provincia de Ciudad Real.
“El dulce gorjeo del buitre en celo”: https://www.bubok.es/libros/210805/El-dulce-gorjeo-del-buitre-en-celo
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