El partido tuvo
dos tiempos bien distintos: mientras en la primera parte los goles caían en la
portería de la derecha, en la segunda parte lo hicieron en la de la izquierda.
La selección entrenada por Adelardo se mostraba compacta, ejerciendo un dominio
absoluto del balón, con pases certeros y triangulaciones en corto. Por el
contrario, la selección entrenada por Agustín y Pantaleón buscaba con inocencia
el domino del balón (mas bien, buscaba el balón), así como la oportunidad de
dar algún pase que –aunque fuese pensando egoístamente- no fuese dirigido al
contrario sino a alguno de sus compañeros. El equipo buscaba con generosidad la
portería contraria, pero también con generosidad entregaba
el balón al
contrario. Mientras algunos jugadores (pocos) daban muestra de su clase, otros
eran una pesadilla para el centro del campo rival (más que nada por lo que
estorbaban) y algunos eran una pesadilla incluso para ellos mismos.
En las bandas se
notó la alegría, no de la música, sino del aire que dejaban los espacios abiertos
para el ataque rival. Mientras tanto, los goles iban cayendo de todas las
facturas y nadie era capaz de auditar la situación. Sin embargo, el público
estaba volcado con su equipo y los comentaristas de excepción, Ana de Miguel y
Nacho Alegre, ponían la fiesta en las gradas.
Finalmente,
Agustín y Pantaleón tomaron una heroica decisión e hicieron debutar al jugador
más joven de la historia del fútbol mundial: Guillermo. Este joven jugador
(seis años), nieto de un Campeón de Europa (el exjugador del Real Madrid,
Pantaleón), controló el balón en el centro del campo, sorteó a uno, dos , tres
contrarios, hizo un dribling, esprintó, se escoró a la izquierda y con el
empeine de la bota derecha cruzó el balón lejos del alcance del cancerbero y
¡tui, tui! el esférico besó la malla. Un gran gol que levantó al público de sus
asientos.
Al final, tras
el resultado de empate a 8-1, otro veterano del Real Madrid, Atienza, se unió a
la entrega de trofeos para estos dos quipos que se fundieron como uno solo para festejar el triunfo de
esta iniciativa que supo transformar unos goles en ayuda humanitaria para los
más necesitados.
(Mañana, las
opiniones de los directivos).
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