jueves, 8 de diciembre de 2016

De la publicidad médica a la publicidad general

Quizás venga a cuento decir ahora cómo fue mi incorporación a Zéneca Farma. En el año 1993 y tras 12 años trabajando como Jefe de Promoción en la industria farmacéutica, primero en Latino Syntex y luego en Sideta, tras un breve paso por Bristol Myers Squibb, sentía que debía ampliar mis horizontes y probar lo que daba de sí mi creatividad en el mercado general después de tanto tiempo en un mercado tan cerrado y regulado como era el farmacéutico. Fue así como vi un anuncio en El País en el que ofrecían un puesto de Jefe de Publicidad en una empresa de agroquímicos. Mandé mi currículo y comencé a pasar fases, llegué al final y me eligieron.

La empresa en cuestión era Zeltia Agraria, participada al 50 por ciento por el grupo español Zeltia y el grupo británico ICI (Imperial Chemical Industries). Al poco tiempo de llegar, cambió la dirección de la empresa pasando a ocupar ese puesto Alfredo Rubín, un hombre “hecho a sí mismo”, que empezó como botones en esa empresa, que a base de esfuerzo aprendió todo lo necesario para dirigir una gran empresa e incluso con la ayuda de un curso por correspondencia aprendió a hablar inglés con una gran soltura.

Conté con su apoyo y confianza para desarrollar mi trabajo, y conté igualmente con un presupuesto que llegó a rebasar (y estamos hablando de los años 80) los 200 millones de pesetas. Inicialmente tenía como ayudante a Javier Cebrián y como secretaria a Aurora, y poco después pude contratar a otra persona en una elección a través de El País, que resultó todo un éxito tanto a nivel personal como profesional: Carmen Iglesias.

A lo largo de 10 excelentes años pude dar rienda suelta a mi creatividad haciendo todo tipo de campañas publicitarias utilizando todos los medios (radio, prensa, televisión, publicidad exterior, publicidad directa, promociones, etc.). Al poco tiempo la parte británica, ICI, compró el 100 por cien de las acciones y la empresa pasó a llamarse “ICI Zeltia”, lo que supuso el cambio de nombre, logotipo y colores corporativos.

Pero al pertenecer de lleno a una multinacional, empezó a sentirse la influencia de la central desde donde se apostaba claramente por la potenciación de la identidad corporativa. Fruto de ello fue el ascenso de Alfredo Rubín como Director de ICI España, que agrupaba todas las empresas del grupo ICI en nuestro país y que supuso su traslado a Barcelona. Le sustituyó en la dirección Enrique Portús, un antiguo compañero que trabajaba como Jefe de Producto primero y como Director de Marketing después, a quien yo admiraba y quería. Tanto con Alfredo Rubín como con Enrique Portús, tuve siempre abiertas las puertas de su despacho y la confianza plena para que pudiera desarrollar mi trabajo.

Cuando yo decidí que –además de la Publicidad- había que aprovechar a los medios de comunicación por la vía informativa para que informaran de nuestras actividades y productos, e implanté un Gabinete de Prensa, ellos me dieron su apoyo aun cuando conllevaba la poco grata tarea para ellos de tener que conceder de vez en cuando entrevistas a los medios o hacer alguna declaración a los periodistas. Eso de dar la cara ante los medios no era lo suyo, no se sentían cómodos, pero aceptaban que eso redundaba en beneficio de la compañía y en consecuencia se podía contar con ellos. Como a esa faceta de Gabinete de Prensa sólo podía dedicarle un poco de mi tiempo, puesto que mi rol era el de Jefe de Publicidad, las solicitudes para que se enfrentasen a los periodistas sólo eran esporádicas.

No hay comentarios: