La competencia es feroz, tanto en el ámbito deportivo
profesional como en el ámbito de los negocios. Es evidente que debe lucharse
por mejorar, por conseguir lo alcanzado el í anterior, por mantener una
evolución positiva a lo largo de toda nuestra trayectoria. Sin embargo, poner
nuestra atención y nuestra comparación en los rivales nos desvía de la
realidad, porque si con alguien nos debemos comparar es con nosotros mismos.
Por eso, cada uno debe ser el rival de sí mismo, compararse con él y tratar de
superarle día a día.
Así lo ha entendido Diego Pablo Simeone y lo refleja
certeramente en su libro “El efecto Simeone (la motivación como estrategia)”.
Entre otras muchas reflexiones aplicables a nuestra vida tanto personal como
profesional, nos dice: “Quiero que la única aspiración sea mejorar lo hecho el
año anterior, con objetivos claros y concretos”.
Pero la frase es en sí muy completa y quiero llamar también
la atención sobre el final de la misma: “con objetivos claros y concretos”. Ese
es el secreto de mejora; no solo la intención de mejorarse a sí mismos, sino
mediante el establecimiento de unos parámetros concretos y medibles que nos
permitan reconocer y valorar los progresos que vayamos haciendo.
Tómate como ejemplo y piensa en cómo superarte a ti mismo.
Márcate unos objetivos concretos, unos plazos, unas acciones a desarrollar... y
ponte a ello.
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