martes, 10 de septiembre de 2013

En defensa (?!) de Ana Botella


No entiendo el cachondeo generalizado que se ha montado en todo el mundo a costa del discurso de Ana Botella ante los miembros del COI. Por ejemplo, yo he sido capaz de entender lo que decía, sobre todo esa frase de “café con leche en la plaza mayor”. Quizás lo único que no he entendido ha sido cuando se dirigía a un tal “Franklin” a quien no tengo el gusto de conocer.

Desde el punto de vista de un Comunicador, hay que decir que su intervención ha sido “impactante” y prueba de ello es que no ha dejado indiferente a nadie. Algunos de nuestros atletas, según la iban escuchando, se hundían más y más en sus asientos y se tapaban la cara de vergüenza como diciendo “tierra, trágame” mientras otros –propios y ajenos- abrían los ojos a lo Heidi sin dar crédito a lo que estaban escuchando, pero a fin de cuentas, un buen discurso es aquél que no deja indiferente. Lo que está claro es que su exposición fue muy amena y cercana, en un tono que nos hacía sentir a todos como en nuestro primer día de parvulario, lo cual es de agradecer.

Después de este discurso podemos mirar al futuro con más optimismo ya que, sin lugar a dudas, va a generar más empleo. Estoy seguro que en los próximos meses veremos proliferar con éxito por toda España nuevas academias de inglés... siempre y cuando la profesora no sea ella.

PD1.- No tengo el gusto de conocer a su asesor de imagen, pero juraría que él no tiene culpa de nada. Demasiadas veces, a lo largo de mi vida profesional, he visto cómo los altos cargos se vuelven tan soberbios que se pasan por el forro las instrucciones que les dan sus asesores.


PD2.- A día de hoy me mantengo en lo que expongo en el PD1 pero reconozco que hay excepciones y la de este post es una de ella. Me explico: el discurso vacío de contenido, con una exposición histriónica y un inglés lamentable, es obra de una “asesor” norteamericano, Terrence Burns, a quien sin duda han pagado unos honorarios estratosféricos. Él lo escribió y dirigió la “interpretación” de Ana Botella, la cual estuvo tres semanas ensayando. Como buen “vendedor de humo”, Burns sigue insistiendo ahora en que el discurso fue perfecto y la interpretación y el inglés excelentes. Eso es lo que tienen los “vendedores de humo”, que se camelan a los altos directivos diciéndoles todo aquello que quieren oír y cegándoles en su propia soberbia para que así puedan ellos cobrar unos más que generosos salarios. En España hay excelentes expertos en Comunicación y cualquiera de ellos lo hubiera hecho infinitamente mejor y además más barato, pero ya se sabe que no se valora lo que hay en casa y seduce más lo exótico por muy exagerado que sea su precio y su calidad claramente discutible.

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