Hace poco circulaba por Internet una fotografía que según decían había sido censurada, pero que alguien había podido recuperar y dar a conocer por Internet: se trataba del relevo en el ministerio de Educación, y en ese traspaso de cartera se podía leer perfectamente cómo la cartera llevaba grabado un texto que decía “Ministerio de Heducación” (¡sí, “educación” con “h”!).
Sé que es difícil de creer para aquellos que no hayan visto la fotografía, pero no tendría que extrañar cuando ayer, sin ir más lejos, el ministerio de Sanidad presentaba una campaña sobre medicamentos genéricos y en los gigantescos carteles anunciadores podía leerse: “Mejoramos todos y todas”.
Pero ¿no les entra en la cabeza que “todos” engloba a “todas”?
Confunden género y sexo. Parece ser que no saben que una silla es femenino pero no hembra y un sillón es masculino, pero no macho. Según señalan los académicos de la Real Academia de la Lengua Española, “el género común es útil, evita pérdidas de tiempo, sintetiza abarcando ambos géneros y ambos sexos”. Por eso a la utilización que hacen ciertos políticos de “todos y todas”, “compañeros y compañeras”, “niños y niñas”, etc., le dan calificativos tales como “tonto, inútil, grotesco” y resaltan que “destroza la economía del lenguaje”.
martes, 30 de noviembre de 2010
A cada lado de la mesa
¿Se puede estar al mismo tiempo en los dos lados de la mesa? En un lado están los periodistas que escriben para un medio de comunicación. En el otro, aquellos que escriben notas de prensa de sus compañías y las envían a los medios esperando que sean publicadas. ¿Pueden los profesionales de la comunicación de una compañía ser editores de un medio de comunicación de interés general?
Hasta ahora cada uno ha tenido su sitio. Por parte de las grandes compañías, sus departamentos de Comunicación siguen creciendo cada día, pero no sólo en número, sino también –afortunadamente- en cualificación profesional, contratando para ello a periodistas. Junto a ellos, la inestimable colaboración de los gabinetes externos de comunicación, formados también mayoritariamente por periodistas. Desde este lado de la mesa se envía a los medios de comunicación toda la información relevante de la compañía y se atienden las peticiones de información, declaraciones, opiniones, entrevistas, etc., que los medios de comunicación formulan.
Se trata de una comunicación entre profesionales, cada uno a un lado de la mesa y con sus respectivos intereses. Los de la compañía, buscando que las noticias positivas de dicha compañía se publiquen en los medios de comunicación. Los medios de comunicación buscando captar el interés del lector para conseguir la mayor audiencia posible.
Por parte de los medios de comunicación, nos encontramos con periodistas que buscan proactivamente informaciones de interés y que reciben diariamente multitud de informaciones provenientes de compañías comerciales. Entre sus diferentes fuentes figuran (o deberían figurar siempre) los responsables directos de cada información. En el caso de informaciones sobre compañías comerciales, siempre se debería contar con los portavoces cualificados de las mismas. Otra cosa es que el periodista consulte también otras fuentes ajenas cualificadas y contraste las diferentes informaciones recibidas.
Dejar atrás los recelos
La prensa técnica y especializada suele dar cabida en sus páginas a muchas informaciones sobre las compañías comerciales del sector sobre el que habla; algo lógico si tenemos en cuenta que los lectores de esa publicación serán mayoritariamente profesionales que desarrollan su labor en ese ámbito y por consiguiente están interesados en todo cuanto suceda de interés en dicho sector. Además, los periodistas de prensa especializada suelen tener un profundo conocimiento del sector sobre el que escriben y saben desarrollar apropiadamente los contenidos.
A la prensa técnica no le duelen prendas a la hora de citar nombres de compañías y marcas comerciales de productos, fundamentalmente porque sus lectores desean conocer esa información.
Sin embargo en la prensa general se suele confundir la imparcialidad con la censura de cualquier nombre comercial. Así nos encontramos que en la mayor parte de las noticias que publican los medios generales sobre productos o compañías (esto está acentuado especialmente en algunos sectores como, por ejemplo, el de los laboratorios farmacéuticos) se da la información pero no se cita ni el nombre de la compañía ni el nombre del producto... salvo que la noticia sea negativa; en cuyo caso sí que se dan todo tipo de detalles.
La imparcialidad real consiste en dar toda la información relevante (y entre ella está la de conocer de qué compañía o producto se trata) y en recoger, en todo caso, distintas opiniones (entre las cuales deben estar siempre las de los interesados y las de los máximos implicados en el asunto).
Difícil asunto este de la imparcialidad...
Hasta ahora cada uno ha tenido su sitio. Por parte de las grandes compañías, sus departamentos de Comunicación siguen creciendo cada día, pero no sólo en número, sino también –afortunadamente- en cualificación profesional, contratando para ello a periodistas. Junto a ellos, la inestimable colaboración de los gabinetes externos de comunicación, formados también mayoritariamente por periodistas. Desde este lado de la mesa se envía a los medios de comunicación toda la información relevante de la compañía y se atienden las peticiones de información, declaraciones, opiniones, entrevistas, etc., que los medios de comunicación formulan.
Se trata de una comunicación entre profesionales, cada uno a un lado de la mesa y con sus respectivos intereses. Los de la compañía, buscando que las noticias positivas de dicha compañía se publiquen en los medios de comunicación. Los medios de comunicación buscando captar el interés del lector para conseguir la mayor audiencia posible.
Por parte de los medios de comunicación, nos encontramos con periodistas que buscan proactivamente informaciones de interés y que reciben diariamente multitud de informaciones provenientes de compañías comerciales. Entre sus diferentes fuentes figuran (o deberían figurar siempre) los responsables directos de cada información. En el caso de informaciones sobre compañías comerciales, siempre se debería contar con los portavoces cualificados de las mismas. Otra cosa es que el periodista consulte también otras fuentes ajenas cualificadas y contraste las diferentes informaciones recibidas.
Dejar atrás los recelos
La prensa técnica y especializada suele dar cabida en sus páginas a muchas informaciones sobre las compañías comerciales del sector sobre el que habla; algo lógico si tenemos en cuenta que los lectores de esa publicación serán mayoritariamente profesionales que desarrollan su labor en ese ámbito y por consiguiente están interesados en todo cuanto suceda de interés en dicho sector. Además, los periodistas de prensa especializada suelen tener un profundo conocimiento del sector sobre el que escriben y saben desarrollar apropiadamente los contenidos.
A la prensa técnica no le duelen prendas a la hora de citar nombres de compañías y marcas comerciales de productos, fundamentalmente porque sus lectores desean conocer esa información.
Sin embargo en la prensa general se suele confundir la imparcialidad con la censura de cualquier nombre comercial. Así nos encontramos que en la mayor parte de las noticias que publican los medios generales sobre productos o compañías (esto está acentuado especialmente en algunos sectores como, por ejemplo, el de los laboratorios farmacéuticos) se da la información pero no se cita ni el nombre de la compañía ni el nombre del producto... salvo que la noticia sea negativa; en cuyo caso sí que se dan todo tipo de detalles.
La imparcialidad real consiste en dar toda la información relevante (y entre ella está la de conocer de qué compañía o producto se trata) y en recoger, en todo caso, distintas opiniones (entre las cuales deben estar siempre las de los interesados y las de los máximos implicados en el asunto).
Difícil asunto este de la imparcialidad...
lunes, 29 de noviembre de 2010
Profesionales del trabajo ajeno
La selección natural (para los que crean en la teoría evolucionista) hace que sobrevivan las especies que mejor saben adaptarse a un entorno cambiante, pero eso no quiere decirse que sean las mejores desde el punto de vista de la ética; y si no ahí tenéis al cuco, que es un auténtico sinvergüenza: pone sus huevos en nido ajeno para que sean otros los que lo empollen, y luego cuando nace el pollo (de tal palo tal astilla) empuja fuera del nido a los otros huevos para quedarse como hijo único y ser alimentado a todo trapo.
Pues un animal similar a este cuco se viene dando desde hace tiempo en las empresas y a lo que se ve sigue proliferando cada vez más. Se trata de los “profesionales del trabajo ajeno”, unos especialistas en relaciones públicas, extrovertidos, dicharacheros, que gastan todas sus energías en granjearse las simpatías de sus jefes. Tal es su poder de convicción que hacen aparecer como suyos los trabajos de otros, llevándose los correspondientes aplausos e incentivos de sus jefes, quienes cegados en su vanidad por el constante peloteo, no aciertan –ni les importa un bledo- quién haya hecho el trabajo sino sólo quién les hace ver lo importantes que son ellos mismos.
Por supuesto, los “profesionales del trabajo ajeno” son la especie más eficiente, puesto que sólo se atribuyen los éxitos, nunca los fracasos que –eso sí- dejan para los demás a fin de que nadie les acuse de querer quedarse con todo.
Pues un animal similar a este cuco se viene dando desde hace tiempo en las empresas y a lo que se ve sigue proliferando cada vez más. Se trata de los “profesionales del trabajo ajeno”, unos especialistas en relaciones públicas, extrovertidos, dicharacheros, que gastan todas sus energías en granjearse las simpatías de sus jefes. Tal es su poder de convicción que hacen aparecer como suyos los trabajos de otros, llevándose los correspondientes aplausos e incentivos de sus jefes, quienes cegados en su vanidad por el constante peloteo, no aciertan –ni les importa un bledo- quién haya hecho el trabajo sino sólo quién les hace ver lo importantes que son ellos mismos.
Por supuesto, los “profesionales del trabajo ajeno” son la especie más eficiente, puesto que sólo se atribuyen los éxitos, nunca los fracasos que –eso sí- dejan para los demás a fin de que nadie les acuse de querer quedarse con todo.
domingo, 28 de noviembre de 2010
El poema más corto
sábado, 27 de noviembre de 2010
viernes, 26 de noviembre de 2010
¡Y luego dicen que el medicamento es caro!
Tengo un blog profesional llamado “De AZprensa” a “Médicos y Pacientes” (http://vfisac.blogspot.com) en donde voy incluyendo opiniones personales sobre el mundo de la comunicación, tanto en el ámbito general como en el sanitario. Sin embargo este comentario sobre los medicamentos y los laboratorios me ha parecido que trascendía el ámbito profesional y debía incluirlo también en mi blog personal, así que aquí lo tenéis:
Determinar el precio de un artículo es una tarea muy complicada. Uno podría pensar que sólo hay que ver cuánto cuesta fabricarlo y hacerlo llegar a los puntos de venta y luego añadir a eso un porcentaje razonable de beneficio. Sin embargo el precio de las cosas no viene marcado por lo que “cuestan” sino por lo que “valen”, y ese valor lo da una cosa que se llama “demanda”. Un artículo puede “costar” mucho, pero si nadie lo quiere no “vale” nada.
Hecha esta pequeña consideración vamos a entrar en el precio de los medicamentos. Cuando un laboratorio quiere comercializar un fármaco presenta el máximo precio posible para conseguir una determinada cuota de mercado que sea capaz de hacer rentable su comercialización. Pero en el caso de los medicamentos se da un añadido que no tienen otros sectores, o al menos con esta importancia; me refiero a la investigación.
Cuando un medicamento llega al mercado ha dejado atrás 10 años de investigación que habrán costado más de 800 millones de euros. Además, como no están solos en el mercado sino que la competencia es muy dura, sólo uno de cada tres fármacos comercializados llegará a ser un éxito comercial capaz de retornar el beneficio necesario para hacerlo rentable. En este sector hay que conseguir el suficiente beneficio que permita amortizar todo lo que costó la investigación y deje además recursos para seguir investigando. Por cierto, no hay que olvidar tampoco que, según está la protección industrial en este sector, una vez transcurridos 10 años desde el descubrimiento de la molécula, es decir, unos 10 años después de haberlo puesto en el mercado, cualquier otro laboratorio puede copiar el producto y, por lo tanto, ofertarlo a un precio mucho más bajo (se han ahorrado toda la investigación y todo el riesgo que esta conlleva).
Bien, decíamos que han presentado el precio máximo posible, que deberá aprobar el Gobierno ya que más del 90% de las ventas de los medicamentos se consiguen vía Sanidad pública. El Gobierno es quien aprueba el precio al que él mismo deberá comprar el producto. ¿Qué hace pues? No necesita estudiar la documentación presentada, sólo fijarse en cuál es el país europeo que ha fijado el precio más bajo a ese mismo producto. Cuando lo encuentra dice: “ese es mi precio” y no importa para nada ni la documentación presentada ni que el nivel de vida de ese otro país de referencia sea muy diferente al nuestro.
Así las cosas, la central internacional del laboratorio se lleva las manos a la cabeza y dice que no lo lanza en España y que se j… los españoles. La filial nacional trata de calmar los ánimos y a base de negociaciones –y muchos meses e incluso años, durante los cuales los pacientes de otros países mejoran de su enfermedad gracias a ese fármaco y los españoles tiene que conformarse con otro más antiguo y menos eficaz- consigue que le mejoren un poquito el precio.
Cuando por fin se lanza ese producto en España, el periodo de unos 10 años en que debería estar protegida su patente se ha reducido a ocho. Unos pocos años después (o incluso meses), el Gobierno dice por decreto que hay que rebajar los precios y ese fármaco se ve afectado por la medida y tienen que bajarle el precio. (Menos mal que ya no se pone el precio en los envases, porque todo el proceso de reetiquetado para adaptarse al nuevo precio más barato impuesto por el Gobierno, debían asumirlo los propios laboratorios). Antes de que hayan finalizado esos ocho años, el Gobierno habrá introducido una o dos nuevas medidas de recorte a los laboratorios, con lo cual –bien de forma directa sobre el precio del fármaco o bien de forma indirecta sobre las ventas globales del laboratorio- volverán a recortar los ingresos del laboratorio.
Al final de esos ocho años, saldrán numerosas copias y genéricos, y entonces la marca original tendrá que decidir entre seguir vendiéndolo al mismo precio pero sabiendo que sus ventas van a bajar drásticamente, o rebajar nuevamente el precio para ponerse al nivel de los copiadores.
Pero aquí no acaba la cosa. Una cosa es “vender” y otra muy distinta “cobrar”. Y por si no les habían “sacudido” bastante a los laboratorios durante todo este tiempo, ahora les imponen la “morosidad”. La sanidad pública oferta y oferta constantemente nuevas prestaciones, los pacientes acuden y acuden a la consulta, los médicos desbordados por tantos pacientes recetan y recetan, la Sanidad pública hospitalaria compra y compra… pero no paga. Bueno, sí acaba pagando, pero… a los 300 días o incluso a los dos años!
Por supuesto, durante todo este tiempo, los médicos continúan formándose para seguir estando a la altura de los mejores profesionales del mundo… eso sí, su empresario (la Sanidad pública) no les paga la formación, eso corre a cuenta de los laboratorios.
Y luego resulta que ante la opinión pública, los laboratorios son los malos. Cualquier ciudadano tiene muy buen concepto de los medicamentos, también de los médicos, e incluso del sistema sanitario, pero ¿y de los laboratorios? Mejor no escribo lo que piensan de ellos porque no me gusta escribir insultos.
Pero mientras uno se siga aprovechando de su posición dominante y otros acepten resignados su papel de víctimas, la situación no cambiará. Bueno, sí cambiará algo: los laboratorios continuarán despidiendo gente, recortando sus inversiones en publicidad (de las que viven todas las revistas y editoriales del sector), recortando sus ayudas a la formación de los médicos (a ver quién les paga ahora tanta formación como recibían) y trasladando sus centros de investigación y producción a otros países.
Determinar el precio de un artículo es una tarea muy complicada. Uno podría pensar que sólo hay que ver cuánto cuesta fabricarlo y hacerlo llegar a los puntos de venta y luego añadir a eso un porcentaje razonable de beneficio. Sin embargo el precio de las cosas no viene marcado por lo que “cuestan” sino por lo que “valen”, y ese valor lo da una cosa que se llama “demanda”. Un artículo puede “costar” mucho, pero si nadie lo quiere no “vale” nada.
Hecha esta pequeña consideración vamos a entrar en el precio de los medicamentos. Cuando un laboratorio quiere comercializar un fármaco presenta el máximo precio posible para conseguir una determinada cuota de mercado que sea capaz de hacer rentable su comercialización. Pero en el caso de los medicamentos se da un añadido que no tienen otros sectores, o al menos con esta importancia; me refiero a la investigación.
Cuando un medicamento llega al mercado ha dejado atrás 10 años de investigación que habrán costado más de 800 millones de euros. Además, como no están solos en el mercado sino que la competencia es muy dura, sólo uno de cada tres fármacos comercializados llegará a ser un éxito comercial capaz de retornar el beneficio necesario para hacerlo rentable. En este sector hay que conseguir el suficiente beneficio que permita amortizar todo lo que costó la investigación y deje además recursos para seguir investigando. Por cierto, no hay que olvidar tampoco que, según está la protección industrial en este sector, una vez transcurridos 10 años desde el descubrimiento de la molécula, es decir, unos 10 años después de haberlo puesto en el mercado, cualquier otro laboratorio puede copiar el producto y, por lo tanto, ofertarlo a un precio mucho más bajo (se han ahorrado toda la investigación y todo el riesgo que esta conlleva).
Bien, decíamos que han presentado el precio máximo posible, que deberá aprobar el Gobierno ya que más del 90% de las ventas de los medicamentos se consiguen vía Sanidad pública. El Gobierno es quien aprueba el precio al que él mismo deberá comprar el producto. ¿Qué hace pues? No necesita estudiar la documentación presentada, sólo fijarse en cuál es el país europeo que ha fijado el precio más bajo a ese mismo producto. Cuando lo encuentra dice: “ese es mi precio” y no importa para nada ni la documentación presentada ni que el nivel de vida de ese otro país de referencia sea muy diferente al nuestro.
Así las cosas, la central internacional del laboratorio se lleva las manos a la cabeza y dice que no lo lanza en España y que se j… los españoles. La filial nacional trata de calmar los ánimos y a base de negociaciones –y muchos meses e incluso años, durante los cuales los pacientes de otros países mejoran de su enfermedad gracias a ese fármaco y los españoles tiene que conformarse con otro más antiguo y menos eficaz- consigue que le mejoren un poquito el precio.
Cuando por fin se lanza ese producto en España, el periodo de unos 10 años en que debería estar protegida su patente se ha reducido a ocho. Unos pocos años después (o incluso meses), el Gobierno dice por decreto que hay que rebajar los precios y ese fármaco se ve afectado por la medida y tienen que bajarle el precio. (Menos mal que ya no se pone el precio en los envases, porque todo el proceso de reetiquetado para adaptarse al nuevo precio más barato impuesto por el Gobierno, debían asumirlo los propios laboratorios). Antes de que hayan finalizado esos ocho años, el Gobierno habrá introducido una o dos nuevas medidas de recorte a los laboratorios, con lo cual –bien de forma directa sobre el precio del fármaco o bien de forma indirecta sobre las ventas globales del laboratorio- volverán a recortar los ingresos del laboratorio.
Al final de esos ocho años, saldrán numerosas copias y genéricos, y entonces la marca original tendrá que decidir entre seguir vendiéndolo al mismo precio pero sabiendo que sus ventas van a bajar drásticamente, o rebajar nuevamente el precio para ponerse al nivel de los copiadores.
Pero aquí no acaba la cosa. Una cosa es “vender” y otra muy distinta “cobrar”. Y por si no les habían “sacudido” bastante a los laboratorios durante todo este tiempo, ahora les imponen la “morosidad”. La sanidad pública oferta y oferta constantemente nuevas prestaciones, los pacientes acuden y acuden a la consulta, los médicos desbordados por tantos pacientes recetan y recetan, la Sanidad pública hospitalaria compra y compra… pero no paga. Bueno, sí acaba pagando, pero… a los 300 días o incluso a los dos años!
Por supuesto, durante todo este tiempo, los médicos continúan formándose para seguir estando a la altura de los mejores profesionales del mundo… eso sí, su empresario (la Sanidad pública) no les paga la formación, eso corre a cuenta de los laboratorios.
Y luego resulta que ante la opinión pública, los laboratorios son los malos. Cualquier ciudadano tiene muy buen concepto de los medicamentos, también de los médicos, e incluso del sistema sanitario, pero ¿y de los laboratorios? Mejor no escribo lo que piensan de ellos porque no me gusta escribir insultos.
Pero mientras uno se siga aprovechando de su posición dominante y otros acepten resignados su papel de víctimas, la situación no cambiará. Bueno, sí cambiará algo: los laboratorios continuarán despidiendo gente, recortando sus inversiones en publicidad (de las que viven todas las revistas y editoriales del sector), recortando sus ayudas a la formación de los médicos (a ver quién les paga ahora tanta formación como recibían) y trasladando sus centros de investigación y producción a otros países.
jueves, 25 de noviembre de 2010
Frases geniales sobre: el periodismo
“Cuando escribas una noticia o artículo piensa en el lector, no en tu jefe”
Vicente Fisac
Esta frase merece un comentario adicional porque abundan en todas partes las intromisiones, tanto de los editores (imponiendo sus directrices) como de uno mismo (tratando de imponer sus propias ideas). Si cuando escribes estás pensando en ti mismo, en lo que te gusta a ti, entonces utiliza un diario personal; pero si estás escribiendo para contar algo a los demás, tienes que pensar en ellos: que sea algo que les interese, que puedan entenderlo fácilmente, que puedan ellos formarse su propio juicio sin que tú trates de convencerlos de algo... es tan fácil y tan difícil al mismo tiempo como ponerse en el lugar del otro cada vez que interactuamos con alguien. Y esto, que es válido para el periodismo, es aplicable también a todos los ámbitos de nuestra vida.
Vicente Fisac
Esta frase merece un comentario adicional porque abundan en todas partes las intromisiones, tanto de los editores (imponiendo sus directrices) como de uno mismo (tratando de imponer sus propias ideas). Si cuando escribes estás pensando en ti mismo, en lo que te gusta a ti, entonces utiliza un diario personal; pero si estás escribiendo para contar algo a los demás, tienes que pensar en ellos: que sea algo que les interese, que puedan entenderlo fácilmente, que puedan ellos formarse su propio juicio sin que tú trates de convencerlos de algo... es tan fácil y tan difícil al mismo tiempo como ponerse en el lugar del otro cada vez que interactuamos con alguien. Y esto, que es válido para el periodismo, es aplicable también a todos los ámbitos de nuestra vida.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Frases geniales sobre: el matrimonio
“El matrimonio es la única prisión del mundo en donde se consigue la libertad por mal comportamiento”
Anónimo
Anónimo
martes, 23 de noviembre de 2010
¡Menuda “Excelencia”!
Hace apenas unos días he leído una nota de prensa emitida por un laboratorio farmacéutico internacional en la que anuncian el despido de 6.300 empleados en todo el mundo, lo que representa el 6% de su plantilla global.
En unos momentos de crisis como los que padecemos no resulta nada extraño, pero la sorpresa mayor llega cuando uno se da cuenta del enfoque que hace en su nota de prensa sobre este hecho: hablan de “excelencia profesional” o sea, que despedir a los empleados es una muestra de “excelencia profesional”. Qué queréis que os diga...
Continúan diciendo que esta medida va a “incrementar la eficiencia y mejorar la productividad”, o sea, que los que queden en la empresa van a trabajar por ellos mismos, por los despedidos y por el incremento adicional que esperan de ellos. Pues si que…
Y ya en el colmo del asombro, se puede leer que esperan “un crecimiento claramente por encima del mercado” (o sea, que las ventas no iban tan mal) y que con esta medida van a tener “un aumento de dos dígitos del beneficio por acción” (queda claro cuál es su único interés).
Pero eso sí, “no escatimaremos esfuerzos para encontrar soluciones socialmente responsables para los empleados afectados”.
¿Hay un ejemplo mayor caradura?
PD.- Me he tenido que contener para no poner una larga retahíla de adjetivos calificativos....
En unos momentos de crisis como los que padecemos no resulta nada extraño, pero la sorpresa mayor llega cuando uno se da cuenta del enfoque que hace en su nota de prensa sobre este hecho: hablan de “excelencia profesional” o sea, que despedir a los empleados es una muestra de “excelencia profesional”. Qué queréis que os diga...
Continúan diciendo que esta medida va a “incrementar la eficiencia y mejorar la productividad”, o sea, que los que queden en la empresa van a trabajar por ellos mismos, por los despedidos y por el incremento adicional que esperan de ellos. Pues si que…
Y ya en el colmo del asombro, se puede leer que esperan “un crecimiento claramente por encima del mercado” (o sea, que las ventas no iban tan mal) y que con esta medida van a tener “un aumento de dos dígitos del beneficio por acción” (queda claro cuál es su único interés).
Pero eso sí, “no escatimaremos esfuerzos para encontrar soluciones socialmente responsables para los empleados afectados”.
¿Hay un ejemplo mayor caradura?
PD.- Me he tenido que contener para no poner una larga retahíla de adjetivos calificativos....
lunes, 22 de noviembre de 2010
El pueblo pide trabajo y el Gobierno le da “muerte digna”
Suena a chiste pero es verdad. España va camino de los 5 millones de parados (los cuatro y pico oficiales más otro medio millón que están en el paro pero haciendo un curso de formación y con ese pretexto no los incluyen en la contabilidad oficial de parados) y la principal preocupación de los españoles –muy por encima de cualquier otra- es que se fomente el empleo.
Pues bien, lo único que se le ocurre al Gobierno es preparar una ley de “muerte digna”. Digo yo que será porque como no son capaces de reactivar la economía, la única solución que ven es incentivar a los ciudadanos para que se mueran.
Pero son tan incompetentes que no se dan cuenta (o no quieren reconocerlo, o lo saben pero se lo callan para seguir aferrados al poder) que una Ley de muerte digna significa que tendrá que haber muchas más unidades de cuidados paliativos de las que hay, y eso cuesta dinero, y la sanidad está en bancarrota. ¿Para qué una ley que dirá que hay que abrir nuevas unidades de cuidados paliativos si no las van a abrir porque no tienen dinero?
Sólo hay que echar un vistazo a las últimas semanas: se ha hablado de imponer el apellido cuya letra sea más baja en aquellos casos en que no haya acuerdo, con lo que en unas cuantas décadas desaparecerían por ejemplo los “zapatero” (no caerá esa breva); se ha hablado de la píldora del día después, del aborto, de la objeción de conciencia, ahora de la ley de muerte digna... de cualquier cosa que cree polémica y distraiga a la gente de lo que de verdad importa: mandar a hacer puñetas a este Gobierno.
Pues bien, lo único que se le ocurre al Gobierno es preparar una ley de “muerte digna”. Digo yo que será porque como no son capaces de reactivar la economía, la única solución que ven es incentivar a los ciudadanos para que se mueran.
Pero son tan incompetentes que no se dan cuenta (o no quieren reconocerlo, o lo saben pero se lo callan para seguir aferrados al poder) que una Ley de muerte digna significa que tendrá que haber muchas más unidades de cuidados paliativos de las que hay, y eso cuesta dinero, y la sanidad está en bancarrota. ¿Para qué una ley que dirá que hay que abrir nuevas unidades de cuidados paliativos si no las van a abrir porque no tienen dinero?
Sólo hay que echar un vistazo a las últimas semanas: se ha hablado de imponer el apellido cuya letra sea más baja en aquellos casos en que no haya acuerdo, con lo que en unas cuantas décadas desaparecerían por ejemplo los “zapatero” (no caerá esa breva); se ha hablado de la píldora del día después, del aborto, de la objeción de conciencia, ahora de la ley de muerte digna... de cualquier cosa que cree polémica y distraiga a la gente de lo que de verdad importa: mandar a hacer puñetas a este Gobierno.
domingo, 21 de noviembre de 2010
Las pensiones máximas entran el la “Edad del hielo”
“Que nadie piense que las pensiones máximas (las de 2.000 euros) van a seguir subiendo, cualquiera que sea el partido político que esté en el Gobierno”, así de rotundo se ha mostrado el Dr. Nolasc Ascarín, presidente de Mutual Médica, una mutua de previsión social con 90 años de presencia en nuestro país.
Según ha señalado, hemos entrado “en una nueva etapa económica” y esta etapa tiene de nueva lo mismo que de desastrosa. Las cifras hablan por sí solas:
En el año 1.900 había un millón de personas mayores de 65 años en España, y en el año 2.020 habrá ocho millones de personas mayores de 65 años. Pero lo más preocupante: de esos ocho millones de “viejos”, tres millones serán mayores de 85 años. ¡Estamos apañados!
Pero aún hay más… y peor:
Actualmente hay en España 2,6 personas que trabajan y cotizan por cada pensionista, mientras que en el año 2.050 habrá 1 persona trabajando y cotizando por cada pensionista.
Así las cosas, con un número de parados cada vez mayor y un número de políticos y cargos públicos (“chupópteros”) cada vez mayor, ¿qué futuro nos espera a los pensionistas (y pensionistas vamos a ser todos los que sigamos vivos al llegar a esa edad, así que tú mismo eliges: o te mueres antes o vas a ser irremediablemente un pensionista cuando te toque).
Las pensiones mínimas están en torno a los 500 euros, las medias en torno a los 900 euros y las máximas en torno a los 2.000 euros. Si cada vez hay menos dinero para las pensiones ¿cómo puede alguien ser tan iluso de que van a subir las máximas? Como mucho irán subiendo un poco las mínimas, y quizás algún día las medias.
Y ya para terminar este blog, comentar que los jóvenes aún pueden remediar esta situación y suscribir un buen plan de pensiones que complemente la pequeña cantidad que en su día les corresponderá como pensión oficial. Por poner el ejemplo de esta mutualidad:
Una persona que ahora tenga 30 años y aporte 200 euros al mes, cuando le llegue la edad de jubilación dentro de 40 años (porque esa es otra: para entonces la jubilación ya no estará en los 65 años sino en los 70) recibirá una pensión vitalicia (ojo, esto es muy importante: un sobre sueldo de por vida) de 900 euros al mes (pero 900 euros si fuese a día de hoy, lo que significa que dentro de 40 años serán 900 euros de esa época, es decir, bastante más).
Como se ve, un panorama muy negro, y el único remedio es la previsión a muy muy muy largo plazo. Tú mismo.
Según ha señalado, hemos entrado “en una nueva etapa económica” y esta etapa tiene de nueva lo mismo que de desastrosa. Las cifras hablan por sí solas:
En el año 1.900 había un millón de personas mayores de 65 años en España, y en el año 2.020 habrá ocho millones de personas mayores de 65 años. Pero lo más preocupante: de esos ocho millones de “viejos”, tres millones serán mayores de 85 años. ¡Estamos apañados!
Pero aún hay más… y peor:
Actualmente hay en España 2,6 personas que trabajan y cotizan por cada pensionista, mientras que en el año 2.050 habrá 1 persona trabajando y cotizando por cada pensionista.
Así las cosas, con un número de parados cada vez mayor y un número de políticos y cargos públicos (“chupópteros”) cada vez mayor, ¿qué futuro nos espera a los pensionistas (y pensionistas vamos a ser todos los que sigamos vivos al llegar a esa edad, así que tú mismo eliges: o te mueres antes o vas a ser irremediablemente un pensionista cuando te toque).
Las pensiones mínimas están en torno a los 500 euros, las medias en torno a los 900 euros y las máximas en torno a los 2.000 euros. Si cada vez hay menos dinero para las pensiones ¿cómo puede alguien ser tan iluso de que van a subir las máximas? Como mucho irán subiendo un poco las mínimas, y quizás algún día las medias.
Y ya para terminar este blog, comentar que los jóvenes aún pueden remediar esta situación y suscribir un buen plan de pensiones que complemente la pequeña cantidad que en su día les corresponderá como pensión oficial. Por poner el ejemplo de esta mutualidad:
Una persona que ahora tenga 30 años y aporte 200 euros al mes, cuando le llegue la edad de jubilación dentro de 40 años (porque esa es otra: para entonces la jubilación ya no estará en los 65 años sino en los 70) recibirá una pensión vitalicia (ojo, esto es muy importante: un sobre sueldo de por vida) de 900 euros al mes (pero 900 euros si fuese a día de hoy, lo que significa que dentro de 40 años serán 900 euros de esa época, es decir, bastante más).
Como se ve, un panorama muy negro, y el único remedio es la previsión a muy muy muy largo plazo. Tú mismo.
sábado, 20 de noviembre de 2010
Nada es lo que parece: viajando en el tiempo con el cronovisor
En los años 50 un equipo de 12 físicos del Vaticano, liderados por un padre benedictino de nombre Alfredo Pellegrino Ernetti, inventó –según parece- una máquina capaz de fotografiar el pasado. De esta forma –y según dijo y mantuvo hasta el momento de su muerte- pudieron tomar fotografías de las tablas de los diez mandamientos, de Jesús en la cruz, de Napoleón...
Cuando esto comienza a trascender a la opinión pública, mantiene una reunión con el papa Pío XII. El papa queda impresionado por este invento pero le exige al padre Ernetti que dicho invento no puede ser dado a conocer por el enorme riesgo que supone (“se podrá saber por medio de la máquina lo que el vecino y el adversario piensa y las consecuencias serían dos: o la autodestrucción de la humanidad, o una cosa más difícil: el nacimiento de una nueva moral. Por eso estos aparatos no pueden quedar en manos de todo el mundo sino bajo el control de la autoridad.... Puede cortar la conciencia de libertad del hombre, ya que con este aparato se podrá conocer qué has estado haciendo esta mañana, dónde, cuándo, cómo...”, explicó). Y en consecuencia no sólo le obligan a guardar silencio sino que le quitan la máquina, las fotografías, los planos, absolutamente todo.
A simple vista, este invento parece increíble, aunque el inventor era un prestigioso científico religioso, que trabajaba en el laboratorio de física de la Universidad de Milán, que nunca negó la realidad de dicho descubrimiento, que mantuvo su promesa de silencio hasta el final y que no fue apartado del sacerdocio sino que siguió ejerciendo hasta el final con la confianza de la Santa Sede.
Sin embargo lo más increíble de esta historia, y en lo que no ha reparado mucha gente, es esto: si dicho invento es imposible que exista o que -de existir- funcione ¿por qué obligar a su inventor a guardar silencio y por qué expropiarle todo el material? Es cierto que un invento así sería muy peligroso en manos inadecuadas, pero si estamos de acuerdo en que ese es un invento imposible ¿por qué le obligan a callar? ¿por qué se siguen negando desde el Vaticano a guardar absoluto silencio sobre este tema? ¿Por qué tanto empeño en ocultar una tontería de tal calibre? ¿No sería más fácil enseñar la máquina y los planos para que todo el mundo viese que era un fiasco, algo que no funcionaba?
Si quieres más información, puedes ver este video (copia y pega este link):
http://www.youtube.com/watch?v=kNR9MSXlc30
Cuando esto comienza a trascender a la opinión pública, mantiene una reunión con el papa Pío XII. El papa queda impresionado por este invento pero le exige al padre Ernetti que dicho invento no puede ser dado a conocer por el enorme riesgo que supone (“se podrá saber por medio de la máquina lo que el vecino y el adversario piensa y las consecuencias serían dos: o la autodestrucción de la humanidad, o una cosa más difícil: el nacimiento de una nueva moral. Por eso estos aparatos no pueden quedar en manos de todo el mundo sino bajo el control de la autoridad.... Puede cortar la conciencia de libertad del hombre, ya que con este aparato se podrá conocer qué has estado haciendo esta mañana, dónde, cuándo, cómo...”, explicó). Y en consecuencia no sólo le obligan a guardar silencio sino que le quitan la máquina, las fotografías, los planos, absolutamente todo.
A simple vista, este invento parece increíble, aunque el inventor era un prestigioso científico religioso, que trabajaba en el laboratorio de física de la Universidad de Milán, que nunca negó la realidad de dicho descubrimiento, que mantuvo su promesa de silencio hasta el final y que no fue apartado del sacerdocio sino que siguió ejerciendo hasta el final con la confianza de la Santa Sede.
Sin embargo lo más increíble de esta historia, y en lo que no ha reparado mucha gente, es esto: si dicho invento es imposible que exista o que -de existir- funcione ¿por qué obligar a su inventor a guardar silencio y por qué expropiarle todo el material? Es cierto que un invento así sería muy peligroso en manos inadecuadas, pero si estamos de acuerdo en que ese es un invento imposible ¿por qué le obligan a callar? ¿por qué se siguen negando desde el Vaticano a guardar absoluto silencio sobre este tema? ¿Por qué tanto empeño en ocultar una tontería de tal calibre? ¿No sería más fácil enseñar la máquina y los planos para que todo el mundo viese que era un fiasco, algo que no funcionaba?
Si quieres más información, puedes ver este video (copia y pega este link):
http://www.youtube.com/watch?v=kNR9MSXlc30
viernes, 19 de noviembre de 2010
El sputnik que viajó en el tiempo
En la iglesia de San Pedro en Montalcino, un pueblo a 40 km. de Siena (Italia) se conserva este cuadro, “La glorificación de la Eucaristía”. Pintado por Ventura Salimbeni entre los años 1598 y 1614. Como se aprecia en el mismo, Dios padre y Jesucristo sostienen una extraña esfera de la que salen algo así como dos antenas. Todo muy extraño, y más extraño aún si contemplamos a continuación una fotografía de un satélite Sputnik lanzado por los rusos al espacio en mitad del siglo XX.
Dice los que siempre buscan argumentos “racionales” que esa esfera es la del mundo, nuestro globo terráqueo, aunque en la misma no aparecen dibujados los continentes sino sólo un reflejo del sol en la parte superior y otra cosa más extraña aún en su parte inferior izquierda: un pequeño círculo tal como el que tiene el satélite ruso. Podemos ver, además, como en la esfera del cuadro se distinguen unas líneas que circunvalan la esfera… igual que las que circunvalan el satélite ruso.
Por lo que se refiere a las “antenas”, dicen los racionalistas, que se trata de dos “varas” que Dios padre y Jesucristo posan sobre la esfera, y sí es cierto que en su extremo superior están adornadas con un símbolo religioso, sin embargo, la parte que toca la esfera es un poco más ancha, como si estuviera anclada en dicha esfera y su posición sobre la misma es igual de equidistante como las antenas del citado satélite.
Dice los que siempre buscan argumentos “racionales” que esa esfera es la del mundo, nuestro globo terráqueo, aunque en la misma no aparecen dibujados los continentes sino sólo un reflejo del sol en la parte superior y otra cosa más extraña aún en su parte inferior izquierda: un pequeño círculo tal como el que tiene el satélite ruso. Podemos ver, además, como en la esfera del cuadro se distinguen unas líneas que circunvalan la esfera… igual que las que circunvalan el satélite ruso.
Por lo que se refiere a las “antenas”, dicen los racionalistas, que se trata de dos “varas” que Dios padre y Jesucristo posan sobre la esfera, y sí es cierto que en su extremo superior están adornadas con un símbolo religioso, sin embargo, la parte que toca la esfera es un poco más ancha, como si estuviera anclada en dicha esfera y su posición sobre la misma es igual de equidistante como las antenas del citado satélite.
Y otro detalle en el que pocos han reparado: el tamaño. Los satélites Sputnik medían 58 centímetros de diámetro, y esa esfera que aparece en el cuadro tiene un tamaño similar.
Cuesta creer en un viaje en el tiempo, bien del pintor o bien del propio Sputnik que hubiera aterrizado en aquella época. ¿Pudo ser una visión, un viaje astral, un proceso de visión remota como en algunos casos se ha demostrado que es posible (y si no, que se lo digan a la CIA)?
No hay pruebas ni material suficiente para lanzar ninguna hipótesis fantástica, pero de igual forma, no hay ninguna prueba ni argumentos suficientes para descartarlas.
Simplemente tienes que mirar las dos imágenes y pensar lo que quieras.
Cuando el periodista puede escribir lo que quiere, sin tener que rendir cuentas a nadie:
“Lecturas diferentes”: https://amzn.to/3Gwdrji
“Lecturas diferentes”: https://amzn.to/3Gwdrji
jueves, 18 de noviembre de 2010
Nada es lo que parece: un astronauta en el siglo XVI
Esta imagen corresponde a la catedral de Salamanca, construida entre los siglos XVI y XVIII. La figura no ofrece ninguna duda ni se presta a interpretaciones de ningún tipo: es un astronauta. ¿Cómo es posible que una imagen tan actual como esta se haya esculpido hace 4 siglos? Muchos sin duda habrán echado a volar su imaginación tratando de encontrar explicaciones, unos lógicas y otros de auténtica ciencia ficción. Pero ¿cuál es la explicación de este fenómeno?
La respuesta es muy sencilla: la catedral tiene 4 siglos pero la figura del astronauta la hizo el artista Jerónimo García en el año 1992 cuando trabajaba en la restauración de la catedral y lo hizo para representar al siglo XX con motivo de la celebración de “Las edades del hombre” que puso a Salamanca de actualidad mundial en el año 1993.
Sin embargo hay otras cosas que no tienen tan fácil explicación. (Continuará...)
La respuesta es muy sencilla: la catedral tiene 4 siglos pero la figura del astronauta la hizo el artista Jerónimo García en el año 1992 cuando trabajaba en la restauración de la catedral y lo hizo para representar al siglo XX con motivo de la celebración de “Las edades del hombre” que puso a Salamanca de actualidad mundial en el año 1993.
Sin embargo hay otras cosas que no tienen tan fácil explicación. (Continuará...)
“La
Olimpiada”: https://amzn.to/3cDkAS7
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Aunque “lo hayas visto con tus propios ojos” es mentira
Es muy corriente la expresión “lo he visto con mis propios ojos” para afirmar que algún hecho es absolutamente cierto. Damos a lo que vemos categoría de infalibilidad. Sin embargo la vista y el cerebro también nos engañan. Como prueba aquí tenéis esta imagen: la vista y la interpretación que vuestro cerebro hace de esas imágenes os dice que dicha imagen está en movimiento; sin embargo eso es mentira, se trata de una imagen fija, sin movimiento. Así que no te creas todo lo que veas ni niegues todo lo que no puedas ver.
Durante los próximo días os voy a poner unos cuantos ejemplos que demuestran que nada es lo que parece...
Durante los próximo días os voy a poner unos cuantos ejemplos que demuestran que nada es lo que parece...
martes, 16 de noviembre de 2010
Coche oficial para usos (abusos) particulares
El informativo digital “Redacción Médica” se ha hecho eco hoy de una noticia dada a conocer por “La Gaceta” según la cual diversos chóferes despedidos recientemente del Parque Móvil del Estado desvelan para qué utilizan los ministros los coches oficiales, más allá de su uso indicado. Dentro de quienes han ocupado el sillón de Sanidad, destaca que Elena Salgado (vicepresidenta 2ª del Gobierno y ministra de Economía y Hacienda) utilizaba el coche oficial cuando era ministra de Sanidad, para ir a la peluquería, a pilates, o para que le trajeran bombones de una conocida pastelería madrileña.
Afortunadamente, también hay excepciones, y en el otro extremo tenemos a Trinidad Jiménez (ministra de Asuntos Exteriores) quien ha hecho un “uso racional” del coche oficial cuando ha estado de ministra de Sanidad. Sus chóferes han dicho de ella que “siempre es amable y educada y no utiliza el coche oficial los fines de semana". Se ve que el talante que demostraba no era fingido.
Afortunadamente, también hay excepciones, y en el otro extremo tenemos a Trinidad Jiménez (ministra de Asuntos Exteriores) quien ha hecho un “uso racional” del coche oficial cuando ha estado de ministra de Sanidad. Sus chóferes han dicho de ella que “siempre es amable y educada y no utiliza el coche oficial los fines de semana". Se ve que el talante que demostraba no era fingido.
lunes, 15 de noviembre de 2010
¿Verdad o mentira?
¿Es verdad lo que me dices? ¿Cómo saber si lo que te dicen es verdad o te están mintiendo? Si te responden que no están mintiendo, de poco te vale, ya que si estuviesen mintiendo te dirían lo mismo. Y si te responden que te han mentido ¿cómo vas a fiarte de alguien que miente?
Por otra parte, lo que te dicen es lo que creen, y no por el hecho de que ellos lo crean va a ser cierto. En definitiva sólo queda y sólo vale lo que tú creas. Aun así, lo más probable es que eso que tú crees no sea la verdad sino solo tu creencia.
La verdad es algo que nadie alcanzará jamás en esta vida, porque para saber si es verdad o no tienes que haber abandonado esta vida y contemplarlo desde el otro lado.
¿Será verdad esto que estoy diciendo?
Por otra parte, lo que te dicen es lo que creen, y no por el hecho de que ellos lo crean va a ser cierto. En definitiva sólo queda y sólo vale lo que tú creas. Aun así, lo más probable es que eso que tú crees no sea la verdad sino solo tu creencia.
La verdad es algo que nadie alcanzará jamás en esta vida, porque para saber si es verdad o no tienes que haber abandonado esta vida y contemplarlo desde el otro lado.
¿Será verdad esto que estoy diciendo?
El "co-pago" y la "factura sombra" son medidas inútiles para contener el gasto sanitario
Algunos quieren poner el co-pago (que no sea gratis ir al médico, sino que haya que pagar alguna cantidad) en la sanidad pública, no se sabe muy bien si con un afán “recaudatorio” o simplemente “disuasorio” (para evitar abusos y que la gente solo vaya al médico cuando de verdad lo necesite).
Si la cantidad que fijan es muy pequeña, sólo algo simbólico como, por ejemplo, un euro por consulta, van a ser mayores los gastos contables de gestión que los ingresos y además prácticamente nadie va a dejar de ir al médico por tan módico precio.
Si la cantidad es más alta, sí compensará recaudar (en principio), sin embrago habrá más gente que se lo piense antes de ir al médico. Esas personas acudirán a la autoprescripción, a las medicinas alternativas o simplemente a no hacer nada hasta que estén peor, y entonces sí irán al médico y su curación resultará más cara que si hubiesen detectado y detenido a tiempo su enfermedad. En consecuencia, de ahorro nada y de daño a la salud de los ciudadanos, bastante.
El co-pago ya existe en otros sectores, como el del automóvil. En los seguros de coches está el sistema de “franquicia” (¡mira que ponerle este nombre en plena democracia!) por el cual cada uno paga la primera parte del coste del arreglo y a partir de ahí corre a cargo del seguro. Los resultados son evidentes: se reduce el número de partes a las aseguradoras, y miles de coches con pequeños arañazos, golpecitos, roturas van circulando por ahí hasta que tengan algo más gordo y entonces sí den el correspondiente parte.
Otro sistema “disuasorio” que se ha empezado a aplicar en sanidad es la denominada “factura sombra”. Tras salir del hospital te dan una factura “sólo a efectos informativos” de lo que ha costado esa intervención o esas pruebas y que te ha salido gratis. Se piensa (¿de verdad se “piensa”?) que el ciudadano verá esa cifra y pensará: “hay que ver cuánto he costado al sistema público; la próxima vez me aguantaré en casa y no vendré para que esos recursos puedan ser utilizados en otras personas más necesitadas”. Absurdo ¿verdad? La realidad es la opuesta: el sentimiento que genera la “factura sombra” es de alegría: “con todo lo que pago de impuestos, ya era hora que se gastasen algo en mí”. Y en esa lógica, el ciudadano estará encantado de que le hagan muchas pruebas y que sean muy caras, en resarcimiento a la sangría de impuestos que todos padecemos.
También aquí hay ejemplos en el sector del automóvil. Con el “seguro a todo riesgo” cualquier conductor podía conducir alegremente (nadie va a estrellar su coche a propósito para “amortizar” su seguro, pero sí que le importará un bledo cualquier pequeño golpecito o arañazo, ya que “el seguro paga”). Esto, que fue así durante unos años, condujo al abuso (daba una gran alegría cuando firmábamos en el taller y veíamos el precio que pagaba el seguro “¡bien, con esto ya lo he amortizado!” nos decíamos) y las aseguradoras tuvieron que poner ciertos límites, como por ejemplo un máximo de tres partes al año, con lo cual nadie va a abusar dando partes de un pequeño arañazo no sea que luego tenga necesidad del seguro para otra cosa más importante. Por consiguiente una “factura sombra” que no obligue a nada será igual que el antiguo seguro “a todo riesgo” al que han tenido que poner freno por el abuso del mismo.
Por consiguiente, ni el co-pago ni la factura sombra son medidas que puedan frenar el consumismo sanitario. Para atajar un problema hay que ir a su raíz y esta tiene dos orígenes: (1) La educación de los ciudadanos, el todo gratis y la insolidaridad habría que atajarlas dando ejemplo desde las altas esferas. (2) Los médicos deberían dedicar a cada paciente el tiempo “necesario” y de esta forma no tendrían que encargar tantas pruebas costosas ni derivaciones a otro especialista, aparte de que el trato humano (que requiere tiempo) tiene también efecto terapéutico.
Si de verdad quieren soluciones, que contraten más médicos para que dediquen todo el tiempo necesario a cada paciente y sólo se encarguen las pruebas imprescindibles. Para ahorrar hay un inmenso campo en todo lo superfluo: burocracia y cargos de gestión. Más tropa y menos mandos; eso es lo que hace falta.
Si la cantidad que fijan es muy pequeña, sólo algo simbólico como, por ejemplo, un euro por consulta, van a ser mayores los gastos contables de gestión que los ingresos y además prácticamente nadie va a dejar de ir al médico por tan módico precio.
Si la cantidad es más alta, sí compensará recaudar (en principio), sin embrago habrá más gente que se lo piense antes de ir al médico. Esas personas acudirán a la autoprescripción, a las medicinas alternativas o simplemente a no hacer nada hasta que estén peor, y entonces sí irán al médico y su curación resultará más cara que si hubiesen detectado y detenido a tiempo su enfermedad. En consecuencia, de ahorro nada y de daño a la salud de los ciudadanos, bastante.
El co-pago ya existe en otros sectores, como el del automóvil. En los seguros de coches está el sistema de “franquicia” (¡mira que ponerle este nombre en plena democracia!) por el cual cada uno paga la primera parte del coste del arreglo y a partir de ahí corre a cargo del seguro. Los resultados son evidentes: se reduce el número de partes a las aseguradoras, y miles de coches con pequeños arañazos, golpecitos, roturas van circulando por ahí hasta que tengan algo más gordo y entonces sí den el correspondiente parte.
Otro sistema “disuasorio” que se ha empezado a aplicar en sanidad es la denominada “factura sombra”. Tras salir del hospital te dan una factura “sólo a efectos informativos” de lo que ha costado esa intervención o esas pruebas y que te ha salido gratis. Se piensa (¿de verdad se “piensa”?) que el ciudadano verá esa cifra y pensará: “hay que ver cuánto he costado al sistema público; la próxima vez me aguantaré en casa y no vendré para que esos recursos puedan ser utilizados en otras personas más necesitadas”. Absurdo ¿verdad? La realidad es la opuesta: el sentimiento que genera la “factura sombra” es de alegría: “con todo lo que pago de impuestos, ya era hora que se gastasen algo en mí”. Y en esa lógica, el ciudadano estará encantado de que le hagan muchas pruebas y que sean muy caras, en resarcimiento a la sangría de impuestos que todos padecemos.
También aquí hay ejemplos en el sector del automóvil. Con el “seguro a todo riesgo” cualquier conductor podía conducir alegremente (nadie va a estrellar su coche a propósito para “amortizar” su seguro, pero sí que le importará un bledo cualquier pequeño golpecito o arañazo, ya que “el seguro paga”). Esto, que fue así durante unos años, condujo al abuso (daba una gran alegría cuando firmábamos en el taller y veíamos el precio que pagaba el seguro “¡bien, con esto ya lo he amortizado!” nos decíamos) y las aseguradoras tuvieron que poner ciertos límites, como por ejemplo un máximo de tres partes al año, con lo cual nadie va a abusar dando partes de un pequeño arañazo no sea que luego tenga necesidad del seguro para otra cosa más importante. Por consiguiente una “factura sombra” que no obligue a nada será igual que el antiguo seguro “a todo riesgo” al que han tenido que poner freno por el abuso del mismo.
Por consiguiente, ni el co-pago ni la factura sombra son medidas que puedan frenar el consumismo sanitario. Para atajar un problema hay que ir a su raíz y esta tiene dos orígenes: (1) La educación de los ciudadanos, el todo gratis y la insolidaridad habría que atajarlas dando ejemplo desde las altas esferas. (2) Los médicos deberían dedicar a cada paciente el tiempo “necesario” y de esta forma no tendrían que encargar tantas pruebas costosas ni derivaciones a otro especialista, aparte de que el trato humano (que requiere tiempo) tiene también efecto terapéutico.
Si de verdad quieren soluciones, que contraten más médicos para que dediquen todo el tiempo necesario a cada paciente y sólo se encarguen las pruebas imprescindibles. Para ahorrar hay un inmenso campo en todo lo superfluo: burocracia y cargos de gestión. Más tropa y menos mandos; eso es lo que hace falta.
viernes, 12 de noviembre de 2010
¿Pero hubo alguna vez 3.000 audímetros?
De entre las diferentes leyendas urbanas que circulan por ahí, una de las más misteriosas e insondables es la de los audímetros. ¿Existen de verdad? ¿Habéis conocido alguna vez a alguien que conozca a alguien que conozca a una familia que tenga audímetro? Llevo toda mi vida trabajando en el mundo de la comunicación y jamás he conocido a nadie que haya tenido un audímetro, ni siquiera recurriendo a la tan famosa “Ley de los seis grados de separación” (http://es.wikipedia.org/wiki/Seis_grados_de_separaci%C3%B3n) Y os aseguro que esta ley funciona y recurriendo a conocidos míos que conozcan a otro que conozcan a otro… antes de llegar a seis se alcanza a alguien que conozca a cualquier presidente de gobierno o a la misma Scarlet Johansson (que siempre resulta más gratificante).
No me voy a extender en explicar lo que son esos aparatitos que nos dicen cuáles han sido los programas de televisión más vistos, los anuncios más vistos o incluso el minuto de oro del día. Si queréis más información sobre los audímetros podéis consultar, por poner solo unos ejemplos, estas noticias:
http://www.vertele.com/noticias/detail.php?id=11843
http://www.tvanuncios.com/noticia-la-verdad-sobre-los-audimetros-en-grp/
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/10/28/television/1288280644.html
De lo que no cabe duda es que su voz es reverenciada de forma sumisa por todos los mortales que creen a pies juntillas los resultados que ofrece. Nadie osa poner en duda sus resultados, aunque jamás hayan conocido a nadie que haya conocido a nadie que haya conocido a nadie que haya tenido en su casa un audímetro.
Se dice que este mismo año hemos pasado de los 3.000 audímetros instalados a los 4.625 pero nadie nos explica cómo se eligen las familias donde se instalan, qué criterios se siguen o cuál es su distribución geográfica. Por supuesto que no procede revelar quiénes son, entre otras cosas porque serían objeto apetecible de sobornos y manipulación; pero sí que esclarecería mucho saber todos esos datos. Dicen que estadísticamente 4.625 e incluso 3.000 son más que suficientes para obtener datos estadísticamente fiables… pero esto es así si la muestra está repartida en base a unos criterios acertados y esto último tampoco lo sabemos.
Creyendo en lo que no vemos (los aparatitos) y creyendo en lo que no conocemos (ninguna familia ni nadie que tenga o conozca a alguien que tenga un audímetro), podemos hacer un acto de fe supremo y deducir que sí existen los audímetros. Sin embargo, ¿podemos afirmar que su distribución se ha hecho tan bien que sus resultados representan al total nacional? ¿Podemos afirmar que no hay ningún sesgo ni manipulación intencionada en cuanto a los resultados que nos ofrecen?
Mientras no sean de dominio público los datos generales de la muestra en la que se basan, yo seguiré creyendo en los extraterrestres, pero no en los resultados de audiencia de esa voz “infalible” que dicen ser los “audímetros”.
jueves, 11 de noviembre de 2010
Un soplo de aire fresco
Para un momento y contempla cómo ha sido tu día: prisas, tensión, trabajo, espera, discusión, desencanto, risas, retraso, apreturas, susto, sorpresa, aburrimiento, enfado, caricia, desorden, reposo, café, sonido, recuerdo, informe, propuestas, e-mails, urgencia... y así podría seguir escribiendo momentos y sensaciones hasta abarcar las 24 horas del día. Y así un día tras otro. Por eso no es de extrañar esa cara de felicidad que todos ponemos cuando un buen día salimos a la calle en un día espléndido y tomamos una profunda bocanada de aire fresco que nos oxigena y relaja. Pues eso, precisamente esa bocanada de aire fresco es la que puedes tomar tú cada día si dedicas 10 segundos a leer un poema como estos que de vez en cuando incluyo en mi blog.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Chocolate
¡Zafarrancho en la cocina!
Me he lanzado como obsesa
a preparar chocolate
mientras tú miras absorta
el desorden y la absoluta falta
de limpieza.
Guarreando en la cocina,
manchando todo el camino,
disfruto como una loca y tú
apenas hablas y frotas
tus ojos grises y haces fotos,
una tras otra.
Ya está casi terminado
y te invito a disfrutar.
- “¿Quién limpiará todo esto?”
- “¡Mañana Dios lo dirá!”
Me he lanzado como obsesa
a preparar chocolate
mientras tú miras absorta
el desorden y la absoluta falta
de limpieza.
Guarreando en la cocina,
manchando todo el camino,
disfruto como una loca y tú
apenas hablas y frotas
tus ojos grises y haces fotos,
una tras otra.
Ya está casi terminado
y te invito a disfrutar.
- “¿Quién limpiará todo esto?”
- “¡Mañana Dios lo dirá!”
martes, 9 de noviembre de 2010
Vivo entre los zombis
Cuántas veces la razón tapona mi cerebro
para impedir que piense, para evitar que sea
diferente.
Cuántas veces, inmerso en el gentío, me siento acompañado
frente a la soledad ruidosa de mentes vacías
que ni siquiera saben que están solas.
Y todo mi entorno me aprisiona,
me empuja a ser vulgar, a no pensar,
a moverme por la inercia, mano misteriosa
que gobierna el destino de los zombis
sin explicar el por qué, sin dar razones.
Y tengo que luchar, constantemente,
para poder mantener y proseguir mi rumbo
diferente.
Y debo fomentar más y más mi ser interno, humano,
para poder reventar la puerta bloqueadora
y dejar en estampida
salir los sentimientos.
Me niego, no voy a seguir el juego
de ser fracción de una manada,
punto perdido en un rebaño.
Aunque me cueste, aunque me duela,
prometo hacer y así lo hago
(lo estoy haciendo)
vencer en cada instante la fuerza extraña
que succiona el alma y te deja vivir
estando muerto.
para impedir que piense, para evitar que sea
diferente.
Cuántas veces, inmerso en el gentío, me siento acompañado
frente a la soledad ruidosa de mentes vacías
que ni siquiera saben que están solas.
Y todo mi entorno me aprisiona,
me empuja a ser vulgar, a no pensar,
a moverme por la inercia, mano misteriosa
que gobierna el destino de los zombis
sin explicar el por qué, sin dar razones.
Y tengo que luchar, constantemente,
para poder mantener y proseguir mi rumbo
diferente.
Y debo fomentar más y más mi ser interno, humano,
para poder reventar la puerta bloqueadora
y dejar en estampida
salir los sentimientos.
Me niego, no voy a seguir el juego
de ser fracción de una manada,
punto perdido en un rebaño.
Aunque me cueste, aunque me duela,
prometo hacer y así lo hago
(lo estoy haciendo)
vencer en cada instante la fuerza extraña
que succiona el alma y te deja vivir
estando muerto.
domingo, 7 de noviembre de 2010
Vaivén
La piedra lanzada hacia el espacio
pasada su euforia, se detiene, lo medita,
y vuelve abajo.
Nos hemos separado muchas veces,
abandonándonos en mitad del camino,
como dos caminantes ajenos
que se despiden, sin más, en cualquier sitio.
Caminamos deprisa, tristes, alegres,
cabizbajos, contentos, despacio...
Nos detenemos.
Meditar... algo nos falta.
Miramos nuestro entorno y nada vemos.
Proseguir... no... no se puede.
¿Qué nos pasa? ¿Qué hacemos?
¿Queremos acaso huir sin nuestro cuerpo?
Estamos partidos, sin darnos cuenta
que aquello que dejamos
es nuestro,
la mitad del uno entero.
Y tocamos el vacío que tenemos:
una mano, una pierna, medio cuerpo.
Una sola lágrima sale de un solo ojo,
una pierna camina
sin poder hacerlo;
la mitad que nos falta... la queremos.
Hay que volver, regresar, componer
la pieza desecha en un momento;
y dolerá el regreso
al sentir en la conciencia el golpe brutal
de nuestro error,
como una piedra que cae
y se estrella
contra el
suelo.
Por la noche, la luna, atrae los mares,
después los olvida y ya alejados
los reclama de nuevo, en una eterna
reconciliación y enfado.
pasada su euforia, se detiene, lo medita,
y vuelve abajo.
Nos hemos separado muchas veces,
abandonándonos en mitad del camino,
como dos caminantes ajenos
que se despiden, sin más, en cualquier sitio.
Caminamos deprisa, tristes, alegres,
cabizbajos, contentos, despacio...
Nos detenemos.
Meditar... algo nos falta.
Miramos nuestro entorno y nada vemos.
Proseguir... no... no se puede.
¿Qué nos pasa? ¿Qué hacemos?
¿Queremos acaso huir sin nuestro cuerpo?
Estamos partidos, sin darnos cuenta
que aquello que dejamos
es nuestro,
la mitad del uno entero.
Y tocamos el vacío que tenemos:
una mano, una pierna, medio cuerpo.
Una sola lágrima sale de un solo ojo,
una pierna camina
sin poder hacerlo;
la mitad que nos falta... la queremos.
Hay que volver, regresar, componer
la pieza desecha en un momento;
y dolerá el regreso
al sentir en la conciencia el golpe brutal
de nuestro error,
como una piedra que cae
y se estrella
contra el
suelo.
Por la noche, la luna, atrae los mares,
después los olvida y ya alejados
los reclama de nuevo, en una eterna
reconciliación y enfado.
sábado, 6 de noviembre de 2010
Soy un delincuente reincidente
Esto de delinquir tiene su morbo y crea un poquito de adicción. Ayer mismo volví a cometer otros cuatro delitos, con algo tan sencillo como sacar de paseo a mi nieto perruno.
Veamos los hechos:
1.- Salí a la calle con mi MP4 puesto, escuchando unas canciones bajadas ilegalmente de Internet. Primer delito.
2.- En mitad del parque, solté a mi perro para que corriese un poco. Es un perrito faldero que no muerde ni a una mosca, así que no había ningún peligro... salvo de multa porque según la ordenanza municipal está prohibido llevarlos sueltos antes de las 19 horas.
3.- Me senté a descansar un rato y comer un sandwich. Se me acercaron unas palomas y me dieron pena (esto no exime de culpa) y les dí unas migas. Está prohibido igualmente dar de comer a las palomas.
4.- Se me hacía un poco tarde y volví en línea recta para atajar, lo que significa pisar un trozo de césped. Un nuevo delito.
Total, que en un paseíto de nada con el perro cometí 4 infracciones que me pudieron costar otras tantas multas... sólo que esta vez no les han servido a nuestros gobernantes para recaudar más; así que se resentirá el presupuesto de sus coches oficiales, comidas en restaurantes de lujo, viajes y alojamientos en hoteles de primera clase, etc.
PD.- Aunque los hechos aquí relatados guardan un gran parecido con la vida real, certifico que han sido inventados para ilustrar este concepto. Por tanto lo anterior no es una confesión de delito y no podrá ser utilizada en contra mía para recaudar más.
Veamos los hechos:
1.- Salí a la calle con mi MP4 puesto, escuchando unas canciones bajadas ilegalmente de Internet. Primer delito.
2.- En mitad del parque, solté a mi perro para que corriese un poco. Es un perrito faldero que no muerde ni a una mosca, así que no había ningún peligro... salvo de multa porque según la ordenanza municipal está prohibido llevarlos sueltos antes de las 19 horas.
3.- Me senté a descansar un rato y comer un sandwich. Se me acercaron unas palomas y me dieron pena (esto no exime de culpa) y les dí unas migas. Está prohibido igualmente dar de comer a las palomas.
4.- Se me hacía un poco tarde y volví en línea recta para atajar, lo que significa pisar un trozo de césped. Un nuevo delito.
Total, que en un paseíto de nada con el perro cometí 4 infracciones que me pudieron costar otras tantas multas... sólo que esta vez no les han servido a nuestros gobernantes para recaudar más; así que se resentirá el presupuesto de sus coches oficiales, comidas en restaurantes de lujo, viajes y alojamientos en hoteles de primera clase, etc.
PD.- Aunque los hechos aquí relatados guardan un gran parecido con la vida real, certifico que han sido inventados para ilustrar este concepto. Por tanto lo anterior no es una confesión de delito y no podrá ser utilizada en contra mía para recaudar más.
viernes, 5 de noviembre de 2010
Soy un delincuente
Ayer hablaba de cómo nuestros gobernantes no paran de crear nuevas leyes, una tras otra, con tal de tener pretextos para multarnos cuando les de la gana y así recaudar más impuestos. Eso nos anima aguzar el ingenio para saltarse las leyes y alegrarnos cuando no nos pillan.
Hoy mismo, por ejemplo, yo he infringido cuatro leyes distintas:
1.- Por la mañana al salir de casa, tiré la bolsa de basura dentro del contenedor, pero no me ocupé de rebuscar entre la basura acumulada en mi bolsa para sacar de allí una lata de cerveza que por descuido mezclé con los residuos orgánicos. Por consiguiente, según la ley aprobada recientemente por Gallardón, hubieran podido multarme si me pillan.
2.- Después fui al garaje y circulé por el coche por el centro de la ciudad en un área donde la velocidad máxima permitida era de 30 km/h. No me di cuenta, pisé el acelerador y me puse a 31 km/h. Según la nueva ley de tráfico aprobada este verano, ese “exceso” es penalizable. Menos mal que esta vez no me pillaron.
3.- Después dejé el coche y como tenía prisa (se va más rápido andando que en coche) crucé la calle por donde me vino en gana, o sea, fuera del paso de peatones indicado (aunque miré y no venía ningún coche, pero esto no exime de la culpa). Esto también está penalizado y por consiguiente me podían haber puesto otra multa.
4.- Finalmente, estornudé y llené un clínex con mocos. Miré a alrededor y no encontré ninguna papelera. Como no me apetecía llevar de paseo a ese pegote de mocos por toda la calle, lo tiré cuidadosamente al suelo junto a un desagüe (pero esto último tampoco exime de culpa). Así que también por esto me podían haber puesto otra multa.
En definitiva: Hoy he infringido cuatro leyes, me podían haber puesto 4 multas, pero os aseguro que no tengo ningún remordimiento de conciencia.
PD.- Aunque los hechos aquí relatados guardan un gran parecido con la vida real, certifico que han sido inventados para ilustrar este concepto. Por tanto lo anterior no es una confesión de delito y no podrá ser utilizada en contra mía para recaudar más.
Hoy mismo, por ejemplo, yo he infringido cuatro leyes distintas:
1.- Por la mañana al salir de casa, tiré la bolsa de basura dentro del contenedor, pero no me ocupé de rebuscar entre la basura acumulada en mi bolsa para sacar de allí una lata de cerveza que por descuido mezclé con los residuos orgánicos. Por consiguiente, según la ley aprobada recientemente por Gallardón, hubieran podido multarme si me pillan.
2.- Después fui al garaje y circulé por el coche por el centro de la ciudad en un área donde la velocidad máxima permitida era de 30 km/h. No me di cuenta, pisé el acelerador y me puse a 31 km/h. Según la nueva ley de tráfico aprobada este verano, ese “exceso” es penalizable. Menos mal que esta vez no me pillaron.
3.- Después dejé el coche y como tenía prisa (se va más rápido andando que en coche) crucé la calle por donde me vino en gana, o sea, fuera del paso de peatones indicado (aunque miré y no venía ningún coche, pero esto no exime de la culpa). Esto también está penalizado y por consiguiente me podían haber puesto otra multa.
4.- Finalmente, estornudé y llené un clínex con mocos. Miré a alrededor y no encontré ninguna papelera. Como no me apetecía llevar de paseo a ese pegote de mocos por toda la calle, lo tiré cuidadosamente al suelo junto a un desagüe (pero esto último tampoco exime de culpa). Así que también por esto me podían haber puesto otra multa.
En definitiva: Hoy he infringido cuatro leyes, me podían haber puesto 4 multas, pero os aseguro que no tengo ningún remordimiento de conciencia.
PD.- Aunque los hechos aquí relatados guardan un gran parecido con la vida real, certifico que han sido inventados para ilustrar este concepto. Por tanto lo anterior no es una confesión de delito y no podrá ser utilizada en contra mía para recaudar más.
jueves, 4 de noviembre de 2010
Cuando las leyes sólo son pretextos para recaudar
Dicen expertos juristas que con 300 o 400 leyes básicas podría funcionar fácilmente una sociedad; sin embargo en nuestro país creo que hay más de 3.000 y esta cifra sigue creciendo.
Lo que se consigue con esta promiscuidad de leyes es únicamente estimular la imaginación del ciudadano para saltarse las mismas, algo que será aplaudido y envidiado por todos los demás sobre todo cuando dicha acción quede impune. Para los gobernantes responsables de poner en marcha esas leyes, sólo se trata de pretextos, de coartadas legales, para cobrar al ciudadano un dinero extra que les permita seguir manteniendo y aumentando el aparato político con sus correspondientes gastos de representación, dietas, sueldos, lujosas instalaciones, etc. Y como cada vez hay más cargos que mantener...
Lo que se consigue con esta promiscuidad de leyes es únicamente estimular la imaginación del ciudadano para saltarse las mismas, algo que será aplaudido y envidiado por todos los demás sobre todo cuando dicha acción quede impune. Para los gobernantes responsables de poner en marcha esas leyes, sólo se trata de pretextos, de coartadas legales, para cobrar al ciudadano un dinero extra que les permita seguir manteniendo y aumentando el aparato político con sus correspondientes gastos de representación, dietas, sueldos, lujosas instalaciones, etc. Y como cada vez hay más cargos que mantener...
lunes, 1 de noviembre de 2010
Niña ¡qué atrás se ha quedado el tiempo!
Niña ¡qué atrás se ha quedado el tiempo!¿Recuerdas? No, ya no recuerdas nada. Los días vacíos han borrado tus entrañas. Un chalet en las afueras, un suelo verde con baldosas blancas, unos árboles pequeños, una piscina dormida. Es la tarde, y al más leve movimiento, surge el sudor. El aire adormece.
- ¿Te gusta? –te pregunto.
- ...Sí... –respondes tímida y sonríes.
Allí sentados, fuera del tiempo, te enseñaba poesía.
- ¿Qué es? –preguntaste.
- Es sentir, es la vida.
- No lo comprendo del todo; esto no tiene metro ni rima.
- ¿La tiene la vida acaso? No ¿verdad? Por eso mi verso es como la vida: libre, sin reglas, siguiendo un ritmo, escrito al impulso de mis venas. ¿Lo ves ahora un poco mejor?
- Un poco.
- Esto es más que un papel con signos. Es profundo y hondo, con un relieve palpable al ultrasentido. Tócalo.
Así tu mano, por primera vez, rozó con temor e intriga esos signos. Te estremeciste un poco.
- Esto vibra –dijiste trémula.
- Es que quiere sentir tus dedos y decirte muchas cosas.
Y tu mano siguió el camino y, a veces, rozó la mía.
- Ha despertado tu ultrasentido –te dije.
Entusiasmada, como estabas, no detuviste tu camino. Me alegraba verte así, dominados tus instintos. Estabas abierta, tus músculos habían sido dormidos por tu mente. Quizás en aquellos instantes no funcionaba el reloj. El “¡Párate, oh, Sol!” de antaño lo habíamos logrado sin saberlo.
- Es maravilloso sentir algo que no vemos. Palpar ideas y sentirlas en toda su plenitud. Has logrado algo grande –me dijiste.
- Me alegran tus palabras, pero aún más el que las sientas. Todo ha de ser así, como tú has dicho: palpar los sentimientos. ¿Comprendes ahora el por qué de estos versos? ¿Comprendes ahora su balanceo?
- Sí, lo siento –me respondiste.
La tarde, con su lenta monotonía, fue desgranándose y difuminando de rojo el cielo. Una voz te llamó y te perdiste. ¿No recuerdas aquella tarde? ¿Por qué no vuelves? ¿Acaso volvió a dormirse, ausente de mis manos, el ultrasentido que una tarde perdida hice renacer? ¿Dónde se ha dormido tu esperanza? ¿Dónde se olvidaron tus recuerdos?
Niña, ¡qué atrás se ha quedado el tiempo!
Narrativa poética incluida en el libro:
“Los primeros pasos de un escritor”: https://amzn.to/2OCXtzc
Suscribirse a:
Entradas (Atom)