Suena a chiste pero es verdad. España va camino de los 5 millones de parados (los cuatro y pico oficiales más otro medio millón que están en el paro pero haciendo un curso de formación y con ese pretexto no los incluyen en la contabilidad oficial de parados) y la principal preocupación de los españoles –muy por encima de cualquier otra- es que se fomente el empleo.
Pues bien, lo único que se le ocurre al Gobierno es preparar una ley de “muerte digna”. Digo yo que será porque como no son capaces de reactivar la economía, la única solución que ven es incentivar a los ciudadanos para que se mueran.
Pero son tan incompetentes que no se dan cuenta (o no quieren reconocerlo, o lo saben pero se lo callan para seguir aferrados al poder) que una Ley de muerte digna significa que tendrá que haber muchas más unidades de cuidados paliativos de las que hay, y eso cuesta dinero, y la sanidad está en bancarrota. ¿Para qué una ley que dirá que hay que abrir nuevas unidades de cuidados paliativos si no las van a abrir porque no tienen dinero?
Sólo hay que echar un vistazo a las últimas semanas: se ha hablado de imponer el apellido cuya letra sea más baja en aquellos casos en que no haya acuerdo, con lo que en unas cuantas décadas desaparecerían por ejemplo los “zapatero” (no caerá esa breva); se ha hablado de la píldora del día después, del aborto, de la objeción de conciencia, ahora de la ley de muerte digna... de cualquier cosa que cree polémica y distraiga a la gente de lo que de verdad importa: mandar a hacer puñetas a este Gobierno.
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