La selección natural (para los que crean en la teoría evolucionista) hace que sobrevivan las especies que mejor saben adaptarse a un entorno cambiante, pero eso no quiere decirse que sean las mejores desde el punto de vista de la ética; y si no ahí tenéis al cuco, que es un auténtico sinvergüenza: pone sus huevos en nido ajeno para que sean otros los que lo empollen, y luego cuando nace el pollo (de tal palo tal astilla) empuja fuera del nido a los otros huevos para quedarse como hijo único y ser alimentado a todo trapo.
Pues un animal similar a este cuco se viene dando desde hace tiempo en las empresas y a lo que se ve sigue proliferando cada vez más. Se trata de los “profesionales del trabajo ajeno”, unos especialistas en relaciones públicas, extrovertidos, dicharacheros, que gastan todas sus energías en granjearse las simpatías de sus jefes. Tal es su poder de convicción que hacen aparecer como suyos los trabajos de otros, llevándose los correspondientes aplausos e incentivos de sus jefes, quienes cegados en su vanidad por el constante peloteo, no aciertan –ni les importa un bledo- quién haya hecho el trabajo sino sólo quién les hace ver lo importantes que son ellos mismos.
Por supuesto, los “profesionales del trabajo ajeno” son la especie más eficiente, puesto que sólo se atribuyen los éxitos, nunca los fracasos que –eso sí- dejan para los demás a fin de que nadie les acuse de querer quedarse con todo.
1 comentario:
como la vida misma me gusta tu exposicion ...y que hacemos con esos expertos peloteros expertos en relaciones sociales???
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