Dicen expertos juristas que con 300 o 400 leyes básicas podría funcionar fácilmente una sociedad; sin embargo en nuestro país creo que hay más de 3.000 y esta cifra sigue creciendo.
Lo que se consigue con esta promiscuidad de leyes es únicamente estimular la imaginación del ciudadano para saltarse las mismas, algo que será aplaudido y envidiado por todos los demás sobre todo cuando dicha acción quede impune. Para los gobernantes responsables de poner en marcha esas leyes, sólo se trata de pretextos, de coartadas legales, para cobrar al ciudadano un dinero extra que les permita seguir manteniendo y aumentando el aparato político con sus correspondientes gastos de representación, dietas, sueldos, lujosas instalaciones, etc. Y como cada vez hay más cargos que mantener...
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