Hace poco circulaba por Internet una fotografía que según decían había sido censurada, pero que alguien había podido recuperar y dar a conocer por Internet: se trataba del relevo en el ministerio de Educación, y en ese traspaso de cartera se podía leer perfectamente cómo la cartera llevaba grabado un texto que decía “Ministerio de Heducación” (¡sí, “educación” con “h”!).
Sé que es difícil de creer para aquellos que no hayan visto la fotografía, pero no tendría que extrañar cuando ayer, sin ir más lejos, el ministerio de Sanidad presentaba una campaña sobre medicamentos genéricos y en los gigantescos carteles anunciadores podía leerse: “Mejoramos todos y todas”.
Pero ¿no les entra en la cabeza que “todos” engloba a “todas”?
Confunden género y sexo. Parece ser que no saben que una silla es femenino pero no hembra y un sillón es masculino, pero no macho. Según señalan los académicos de la Real Academia de la Lengua Española, “el género común es útil, evita pérdidas de tiempo, sintetiza abarcando ambos géneros y ambos sexos”. Por eso a la utilización que hacen ciertos políticos de “todos y todas”, “compañeros y compañeras”, “niños y niñas”, etc., le dan calificativos tales como “tonto, inútil, grotesco” y resaltan que “destroza la economía del lenguaje”.
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