De la redacción de dicha normativa lo que más indigna no es el hecho de explotar a los trabajadores –que ya es bastante- sino la desfachatez y el cinismo con el que está redactada. Veamos unos ejemplos.
Dicen que la ampliación de la jornada será “voluntaria” mediante un acuerdo firmado entre empresario y trabajador para garantizar que “ningún trabajador sufra perjuicio por parte del empresario por el hecho de no estar dispuesto a dar su consentimiento para efectuar dicho trabajo”. ¿Os creéis que con el nivel de desempleo y precariedad laboral que padecemos alguien se va a atrever a oponerse a firmar? Está más claro que el agua que quien no firme se irá a la p… calle.
También dicen –con un morro que se lo pisan- que “los Estados miembros animarán a los interlocutores sociales a que celebren, en el nivel adecuado y sin perjuicio de su autonomía, acuerdos destinados a mejorar la conciliación entre la vida profesional y familiar”. Pero ¡¡¡¿cómo se va a conciliar vida personal y familiar con jornadas de 65 horas semanales?!!! ¡Serán... (que cada lector complete la frase)!
Y ya, para remate, añaden que la Comunidad Europea “ha de apoyar y completar la acción de los Estados miembros, con vistas a mejorar el entorno de trabajo para proteger la salud y seguridad de los trabajadores”. Pero ¿cómo se va a proteger la salud y la seguridad de los trabajadores si se les exigen extenuantes jornadas de 65 horas a la semana?
Y ya, para remate, añaden que la Comunidad Europea “ha de apoyar y completar la acción de los Estados miembros, con vistas a mejorar el entorno de trabajo para proteger la salud y seguridad de los trabajadores”. Pero ¿cómo se va a proteger la salud y la seguridad de los trabajadores si se les exigen extenuantes jornadas de 65 horas a la semana?
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