Mientras unos hablan dando a entender que hacen... otros trabajamos.
Mientras unos pasan horas y horas en la oficina, confundiendo el verbo “estar” con el verbo “hacer”... otros hemos hecho en nuestra jornada laboral más de lo que ellos harían en una semana. Mientras unos se preocupan de aparentar... otros nos centramos en obtener resultados.
Mientras unos se apoyan en mentiras para adjudicar a otros sus propios defectos... otros pasamos olímpicamente y nos dedicamos a nuestro trabajo.
Mientras unos acaban el día cabreados y con el peso de lo que hubieran podido hacer y no hicieron... otros disfrutamos de nuestro tiempo libre, nuestra familia y nuestras aficiones, tras la satisfacción del deber cumplido.
Esta ha sido una pequeña reflexión sobre el mundo del trabajo, pero el próximo día volveré para contaros la amenaza que se cierne sobre nuestras cabezas: la jornada de 65 horas que quiere aprobar la Unión Europea. Aun que no afectará a todos por igual, sí que pagaremos todos sus consecuencias.
1 comentario:
Sí Vicente. Que parece que el tema se había quedado ahí escondido y es un lobo agazapado dispuesto a hincar el diente en cuanto nos descuidemos.
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