miércoles, 15 de octubre de 2008

In memoriam de los hermanos que no fueron

Lo siento chic@s: El post divertido que os prometí lo aplazo hasta este fin de semana; hoy tengo que hablar de algo más serio.

No puedo menos que dar mi opinión, la mía (no espero que compartáis, sólo que respetéis como yo respeto las demás) sobre los bebés-medicamento.

¿Sabéis en qué consiste? Lo referiré sobre el caso reciente que ha aparecido en los medios de comunicación estos días: (1) La mujer se somete a un tratamiento de fertilidad para poder disponer de suficientes óvulos. (2) Se fertilizan, creando así un rebaño de embriones, es decir, de seres humanos –y los llamo así porque en mi opinión, en el momento de la unión de espermatozoide y óvulo se crea un ser vivo que, a partir de ahí, acaba convirtiéndose, si no se lo impedimos, en un ser como nosotros. (3) Del rebaño de embriones se analiza cuál es el más apto para el fin perseguido y a los otros se les elimina. (4) Cuando nace el nuevo bebé, se extrae la sangre del cordón umbilical y esa sangre se utiliza para el trasplante de médula. (5) Se salva la vida del niño que necesitaba el trasplante, dejando por el camino las múltiples vidas de los embriones “fabricados” y eliminados. (6) Y además tendrá un nuevo hermano, que debe la vida a ser el mejor entre los otros posibles hermanos que hubiera podido tener. Y no sé si algún día se hará preguntas como estas: “¿quién me pidió permiso para nacer y para donar mi sangre? ¿y si yo hubiera preferido dar mi vida por otro de los embriones que aniquilasteis?”

Sé que muchos piensan que un ser humano no es humano hasta que nace. Otros, que no es humano hasta las 20 semanas. Otros, que no es humano hasta las 12 semanas. Otros... O sea, si tiene 19 semanas, 23 horas y 59 minutos, no es humano, pero si tiene un minuto más sí. ¿!

Para mí, es humano desde el instante en que es capaz de iniciar su evolución como ser humano y ese es el mismo momento de la fecundación. Por eso soy partidario de los métodos anticonceptivos (impiden, precisamente, que tenga lugar la concepción) pero no de los abortivos (matan a un ser como nosotros, sólo que más pequeño, más indefenso, que no puede gritar ni protestar...) Como en todo hay excepciones y por eso, en cuestiones tan delicadas nunca se debe generalizar, sino analizar caso por caso, de forma individual y no ser dogmáticos.

Desde aquí doy mi enhorabuena a todos los que han visto la vida en este proyecto y guardo un minuto de silencio por los que no fueron elegidos.

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