La portada de un diario decía hoy “¿Por qué no se calla?” con relación a las opiniones de la Reina sobre ciertos temas. Y los que deberíamos callarnos (en el sentido de no criticar ni rasgarnos hipócritamente las vestiduras) somos todos nosotros. Es cierto que las opiniones de la Reina han causado revuelo entre todos aquellos que no las comparten. Pero ¿qué debe hacer? ¿callarse? Sí, podría callarse, pero dudo que pudiera anular o borrar esos sentimientos de su mente. Entonces, ¿qué se le está pidiendo? Ni más ni menos se le está pidiendo que mienta o peor aún, que no exprese sus opiniones. Sí, eso es, se le está negando su libertad.
Esto ya sucedió hace muy poco con el “coñazo” de Rajoy, o un poco más atrás con la “sentada” de Zapatero ante la bandera de Estados Unidos. Y en todos los casos se ha criticado el hecho de que la gente se manifieste de forma espontánea tal como es y tal como siente. Parece que nos gusta más la mentira y la hipocresía.
Desde aquí, animo a todos (ciudadanos públicos y ciudadanos de a pie) a que nos manifestemos como nos de la gana, como de verdad sintamos, y haciéndolo además de una forma amable, porque los sentimientos y las opiniones personales no hay que utilizarlos como armas arrojadizas, simplemente mostrarlos como reflejo de quienes somos. Después ya será la opinión pública de la mayoría, que para eso estamos en democracia, la que ponga a cada uno en su lugar. Si la mayoría piensa que hay que cambiar de jefe de la oposición, que presione para que se cambie. Si piensa que hay que cambiar de jefe de gobierno, que lo diga con su voto. Si piensa que la monarquía debe desaparecer, que presione para que se cambien las leyes y nos convirtamos en una República. Todo menos pedirle a la gente que se muestre de una forma distinta a como realmente es.
2 comentarios:
Si fuera tan sencillo, amigo Vicente, como tu dices... "presionar para cambiar el sistema"...
Pero no es tan sencillo. Aunque si siguen dándonos unas opiniones que nadie les ha pedido, porque se les suponen, no les va a durar mucho más su privilegio.
Felipe debe estar contentísimo con lo que ha hecho mamuchi...
En primer lugar la opinión sí se la pidieron: estaban haciéndole una entrevista. En segundo lugar, todos tenemos derecho a decir lo que nos plazca siempre y cuando se haga con respeto; y así ha sido en este caso.
Ya en términos generales, tenemos que acostumbrarnos todos a intercambiar opiniones opuestas con respeto y sencillez. Yo opino A, tú opinas B y él opina C. Pues muy bien; cada uno es muy libre de exponer cuál es su pensamiento respetando siempre el de los demás.
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