Con relación a la directiva que pretende imponer la Unión Europea para que la jornada laboral (de los profesionales que hacen guardias) sea de 65 horas o más, hay algunos efectos negativos de los que no hablan, y que son precisamente las consecuencias salariales:
1) Al considerarse y pagarse como horas ordinarias aquellas que excedan de las 40 horas (y que hasta ahora se abonaban como horas extraordinarias o con pluses de trabajo en festivo), la consecuencia es un abaratamiento global del coste de cada hora trabajada.
2) Sí además, a causa de la precariedad de los contratos y el difícil control sobre los mismos, se supera el límite de horas en el cómputo anual sin
Pero si esas consecuencias afectan a quienes tengan que hacer la jornada de 65 horas, los que nos libremos de hacerlas no nos libraremos de sus consecuencias.
Por citar sólo el ejemplo de los médicos:
1) Como la medicina no es una ciencia exacta, cada persona es un mundo y los médicos son seres humanos, por mucho interés que ponga el médico en cada paciente, a veces se cometen errores en el diagnóstico o tratamiento y es el paciente quien los padece, a veces, incluso, con su vida.
2) Cuando, por la presión asistencial, no le dejan al médico –tal como reclaman- dedicar a cada paciente el tiempo de consulta que sea necesario para poder hacer un diagnóstico correcto, se acentúan esos errores. Así, actualmente, el 25% de las visitas a urgencias se deben a diagnósticos erróneos o efectos derivados de la medicación.
3) Pues bien, si encima se obliga a los médicos a una jornada de 65 horas ¿hasta cuánto ascenderá ese porcentaje de errores? La cifra exacta no sabría decirla, pero sí puedo afirmar quienes serán los principales perjudicados: todos nosotros.
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