Así, tal como lo habéis leído en el titular de este post. Esta
es la ventaja de un escritor jubilado: puede escribir lo que quiera, como
quiera y cuando quiera. No tiene que rendir cuentas a nadie, no tiene que
seguir ninguna línea editorial, no tiene que ser políticamente correcto, no
tiene que es escribir por encargo, no tiene por qué decir lo que no quiere, no
tiene que hablar por los demás, no tiene que cumplir horarios, no tiene que
seguir ninguna pauta de publicación... es en definitiva, completamente libre.
Desde este blog, “Palabras inefables” (el que sea capaz de
definirme, que se atreva a hacerlo), seguiré escribiendo lo que quiera, como
quiera y cuando quiera. Habrá muchos a los que les hará gracia o les sorprenderá
lo que escriba, habrá alguno que hasta se muestre interesado, y habrá otros que
rápidamente harán clic para cambiar de página. Me da exactamente igual. Soy
como esos cantautores que componen las canciones que a ellos les gustan, aun a sabiendas
que nunca serán éxitos comerciales. Tengo la libertad de forjar mi propio
camino.
2 comentarios:
Definición: Simplemente diferente...
Gracias. Y usted que lo vea (y lo disfrute).
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