He murmurado tu nombre
en la noche helada;
después lo he pronunciado,
después lo he hablado.
Sobre mis mejillas
quemadas de lágrimas,
la noche me ha parecido
una mordedura.
Me habrás olvidado,
pero me habrás querido.
La noche... El viento... El frío...
La duda... Las lágrimas...
El sufrimiento...
Nada había desaparecido.
Nada estaba roto.
Fdo: Marisa
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