Los laboratorios farmacéuticos ya no son lo que eran. Antes estaban llenos de buenos profesionales, muy bien pagados. Era un sector bastante endogámico: había fichajes pero siempre se cogían de otro laboratorio, con lo cual esos profesionales iban atesorando un gran conocimiento del sector además de una experiencia específica.
Hace tan sólo unos años, quizás cuando los crecimientos anuales de dos dígitos pasaron a ser historia, cambió el panorama. Comenzaron a llegar a los puestos directivos profesionales de la teoría, sin conocimiento ni experiencia específica en el sector, y estos comenzaron una especial operación “Renove”: despedir a los excelentes profesionales que tenían y por cada dos despedidos contratar a un recién licenciado (con mucho master y nula experiencia) para que hiciese el trabajo de los dos por la mitad del salario de cualquiera de ellos.
Se ha pasado así de tener profesionales a tener niñatos; y los niñatos, por no tener, no tienen ni principios, ni valores. Me contaban hoy cómo “maltratan” a los proveedores. Sabedores de la crisis existente, no es que regateen los presupuestos que les presentan, es que sin más miramientos les dicen que un 30% menos, que si quieren lo tomen y si no lo dejen. Y eso se lo dicen después de haberles tenido esperando más de una hora y, tras ese plantón, no pronuncian ni la más leve palabra de disculpa.
Estos niñatos se sienten explotados, pero “eso es lo que hay”, y lo que hay son empresas sin alma que exprimen a los empleados y que los cogen y los tiran como si fuesen fichas de un juego...
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