Las cosas no son de un color u otro sino que siempre tienen mezcla de algo. Por eso en mis opiniones procuro ser lo más imparcial posible, entendiendo que nadie hace todo bien y nadie hace todo mal. De todos y cada uno de nosotros hay algo que podemos tomar como ejemplo a seguir y algo que podemos tomar como error a evitar. Desde aquí reclamaré que no nos dejemos nunca llevar por juicios preconcebidos ni posturas fundamentalistas. La opinión debe estar construida sobre el razonamiento, no sobre el apasionamiento.
Cuando me preguntan de qué color soy, siempre digo que soy “rojiblanco”. Por tanto ni rojo, ni azul, ni blanco ni negro. Y el rojiblanco siempre ha sido el color de los humildes, los perseguidos, los sufridores; y al mismo tiempo el de aquellos que disfrutan como nadie los buenos momentos porque saben que se ganan con el esfuerzo no con los regalos de terceros.
Tratemos de buscar lo que de bueno y positivo hay en cada uno (que siempre hay algo), seamos imparciales y construyamos un mundo mejor, empezando por quienes tenemos más cerca.
Cuando me preguntan de qué color soy, siempre digo que soy “rojiblanco”. Por tanto ni rojo, ni azul, ni blanco ni negro. Y el rojiblanco siempre ha sido el color de los humildes, los perseguidos, los sufridores; y al mismo tiempo el de aquellos que disfrutan como nadie los buenos momentos porque saben que se ganan con el esfuerzo no con los regalos de terceros.
Tratemos de buscar lo que de bueno y positivo hay en cada uno (que siempre hay algo), seamos imparciales y construyamos un mundo mejor, empezando por quienes tenemos más cerca.
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