miércoles, 5 de marzo de 2008

La opinión, como arma arrojadiza


Es un defecto generalizado mezclar información y opinión. Cuando esto sucede, la información deja de ser imparcial puesto que toma el sesgo de los intereses de quien escribe. Y la verdad, parece que es muy difícil dejar a cada una en su lado: que la “opinión” lleve ese encabezamiento identificativo al igual que se hace con los “publirreportajes” y que la información se limite a informar sin incluir juicios de valor.

Parece una utopía, no obstante, conseguir esto, y así vemos a diario cómo muchos periodistas transforman y “utilizan” las informaciones para verter en ellas sus opiniones y emplearlas como arma arrojadiza contra los que opinan diferente. Donde más evidente se hace todo esto es en el campo de la política y así, vemos a diario un fuego cruzado no sólo de opiniones (que sería lo deseable: dar al lector diferentes opiniones en igualdad de condiciones, para que sea el propio lector quien se forme su propia opinión) sino de noticias con un enfoque claramente parcial. Además, si una noticia puede favorecer a la línea de pensamiento de un determinado medio, será incluida en el mismo, mientras que si es contraria no se hará referencia a ella o se buscará algún “enfoque” que permita dar la vuelta a la noticia para favorecer esa otra línea editorial.

Recuerdo que un amigo me decía “yo leo cada día dos periódicos, el A y el Z, y luego saco la media para saber qué es exactamente lo que ha pasado”. La verdad es que es triste tener que recurrir a estos artilugios al no ser posible encontrar una información imparcial en cada medio. Pero aún así, dudo mucho que pueda obtenerse un extracto imparcial de dos informaciones contaminadas.

Como siempre, la víctima son los lectores, todos nosotros a fin de cuentas, a quienes se nos veta la capacidad de utilizar nuestra inteligencia para extraer conclusiones y opiniones de lo que sucede a nuestro alrededor. En su lugar, se nos anestesia con información sesgada para que sigamos fielmente la opinión de un determinado grupo de poder y ejerzamos la única actividad que nos está permitida: votar.

2 comentarios:

Swanhild dijo...

Miremos el lado bueno... Leer entre líneas nos hace más inteligentes, sagaces, desconfiados...

Si, vivimos en este mundo en que no, no podemos fiarnos de lo que se nos dice ni creernos las cosas porque si, pero eso nos ayuda, si queremos, a informarnos mejor.

A otros solo les aliena claro, pero debe ser gente que no sabe utilizar el google ni donde hay un quiosco. No es mi caso, ni el tuyo tampoco.

Creo que si viviéramos relajados dejaríamos de preguntarnos "¿Realmente es cierto?" o "¿Por qué dice eso esta persona?" o "¿Qué pasó en tal momento para que ahora digan eso de tales cuestiones?".

La información no es un trabajo de los periodistas. Estar informado es un trabajo personal, y estamos informados en la medida en que sabemos estarlo.

Existen emerotecas, bibliotecas, filmotecas. La información está a nuestro alcance.

Lo que me molesta del juego de la desinformación de las telecomunicaciones de hoy en día es que incitan a la pereza mental, que alienan y nos pretenden hacer menos inquietos y curiosos.

Y por último, pero no por ello menos importante, creo que tener una opinión de verdad acerca de las cosas debería ser un trabajo a tiempo completo y bien remunerado, porque para tener opinión hay que estar informado. No hay nada mejor en esta vida que informarse para llegar a tener opiniones propias y no tener que andar por la vida condenado a repetir tontamente las opiniones de los demás...

He dicho.
Y ya sabes quien soy ;)

José Miguel dijo...

El problema es que se piensa poco, mejor dicho, se va muy deprisa y para pensar, hay que parase a pensar.

Además de pensar, reflexionar, hay que tener criterio para decidir y seleccionar el error de la verdad. Tener espíritu crítico y no asumir cualquier planteamiento, idea o propuesta, venga de donde venga. Medios de comunicación, políticos, libros seudo-históricos o que son superventas.