viernes, 23 de diciembre de 2016

Dos matrimonios en uno

Todos conocemos qué es eso de las fusiones de empresa y muchos de nosotros las hemos padecido, en unas ocasiones para bien y en otras para mal; pero ¿pueden fusionarse las personas? Quizás penséis en el tema sexual y digáis que sí puede haber fusión, que gracias a esa fusión la especie se perpetúa y sus integrantes disfrutan, pero no es exactamente de eso de lo que quiero hablar sino de una distinta fusión de personas que tuve ocasión de conocer. Una fusión, por cierto, que tuvo lugar en un viaje de novios... ¿pero no habíamos quedado en que no tenía nada que ver con la vida sexual? Tranquilos, narremos los hechos...

Nuestros dos protagonistas trabajaban como Visitadores médicos, él en un laboratorio y ella en otro; pro como la mayoría de los Visitadores no eran rivales (aunque ambos compitiesen por conseguir de esos médicos el mayor número de recetas para sus productos) sino colegas de profesión. Por eso, entre los Visitadores, sean del laboratorio que sean, suele existir cordialidad y compañerismo, sobre todo porque todos ellos tienen que soportar las presiones de los jefes de sus respectivos laboratorios, las largas horas de espera para que algunos médicos les atiendan, las duras negociaciones con mayoristas para que hagan el mayor pedido posible de sus productos, la insufrible burocracia a la que les obligan desde la central, el trato indiferente o ingrato de algunos médicos, etc.

En el caso que nos ocupa, él y ella llevaron ese compañerismo a un nivel superior y se enamoraron. La cosa fue bien y un buen día se casaron y se fueron de viaje de novios al Caribe. Apenas llevaban allí un par de días cuando recibieron una llamada dándoles la enhorabuena por haberse casado por segunda vez. “¿Cómo dices?", respondieron atónitos, puesto que aquél era su primer matrimonio y esperaban que les durase toda la vida. Entonces, el que les llamaba desde Madrid les dio la noticia. Él trabajaba en el laboratorio Astra y ella trabajaba en el laboratorio Zéneca, y estos dos laboratorios acababan de anunciar su fusión. A partir de entonces nada pudo separar esa doble unión, la del amor que los había unido en matrimonio y la del mercado que había unido en una sola compañía aquellas dos empresas.

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