domingo, 8 de mayo de 2022

Mesa para uno

Cuando trabajaba en la compañía de agroquímicos ICI-Zeltia (ahora Syngenta) era mucho más joven... y más delgado. Mi compañero en el departamento de Publicidad era Javier Cebrián, que era más alto que yo pero también  muy delgado. Hacíamos muchos viajes juntos y en uno de aquellos fuimos a comer a un restaurante. Al llegar a la puerta, que era de esas automáticas de cristal que se abren al llegar, vimos que no se abría. Tuvimos que movernos de un lado a otro e incluso dar algún salto, hasta que su sensor detectó que había alguien allí y por fin se abrió para dejarnos pasar. Una vez dentro nos atendió el maitre:
-         Buenos días, queremos una mesa para comer –le dijimos.
-         ¿Para uno? –nos contestó el maitre.
 
Javier y yo nos miramos sorprendidos el uno al otro, contamos mentalmente y sumamos que él y yo éramos dos personas, no una por muy delgados que estuviésemos, así que no nos quedó más remedio que sacar al maitre de su error y decirle que lo que tenía delante de sus ojos eran dos personas, no una.


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