¿Conocéis algún pueblo pequeño (pongamos que de unos 18.000 habitantes)
que tenga tres aeropuertos? Pues esta es la historia de cómo descubrí que un
pequeño pueblo de 18.000 habitantes, situado en el interior de la provincia de
Pontevedra, tenía tres aeropuertos, además de un gran puerto marítimo, una
estación de tren y magníficas comunicaciones por carretera que lo convertían en
el centro neurálgico de toda Europa.
Cuando en el año 1998 se anunció la fusión entre los laboratorios
farmacéuticos Astra y Zéneca, era evidente que la nueva compañía debería
desprenderse de aquellas instalaciones que estuviesen repetidas. Así sucedió,
por ejemplo, en el caso de España: Zéneca tenía una fábrica en Porriño, un
pequeño pueblo de la provincia de Pontevedra situado a 20 kilómetros de Vigo, y
Astra tenía una fábrica en Hospitalet, muy próxima a Barcelona. La central
pidió a los responsables de cada fábrica que hiciesen un documento explicando
por qué su fábrica debía ser la elegida para seguir funcionando además de ser
capaz de fabricar lo de las dos.
La fábrica de Astra era moderna, disponía de terrenos suficientes para
ser ampliada, estaba muy cerca del aeropuerto de Barcelona (ciudad que además
tiene un magnífico puerto marítimo) y perfectamente comunicada tanto con
cualquier lugar de España (avión, tren y carretera) como de Europa.
La fábrica de Zéneca estaba en el pueblo de Porriño en donde hacía una
parada el tren que llegaba de Madrid, tenía buenas comunicaciones por carretera
y suficiente espacio adyacente para hacer ampliación de sus instalaciones. Pero
como aquello era poco, decidieron adornarlo un poco. De esta forma dijeron que:
estaban perfectamente comunicadas con toda Europa gracias al ferrocarril
(evidentemente gracias al tren que la unía con Madrid le permitía hacer luego
cualquier trasbordo para llegar a cualquier otro lugar); tenían uno de los
puertos marítimos más importantes de España (se referían al de Vigo que sólo
estaba a 20 kilómetros de distancia); tenían buenas carreteras que la unían con
toda España e incluso con Portugal (recalcando que Portugal estaba a muy pocos
kilómetros de distancia); y que tenían ¡tres aeropuertos! Sí, has oído bien, ni
uno, ni dos, sino tres aeropuertos (daban como propios el aeropuerto de Vigo
que era el más cercano, pero también daban como propio el aeropuerto de
Santiago de Compostela (total ¿qué son 60 kilómetros de nada) e incluso daban
como propio el aeropuerto de Oporto, en Portugal, ya que según sus cálculos
estaba bastante cerca.
¿Sabéis cuál fue la decisión final que tomó la central? Pues
eligió como fábrica para España la de Porriño. Sin embargo, creo que más que
todos los argumentos que el director de la fábrica gallega esgrimió lo que de
verdad inclinó la balanza a su favor fue un hecho eminentemente práctico:
vender la fábrica de Galicia iba a ser mucho más difícil que vender la fábrica
de Hospitalet, no sólo por sus características y ubicación sino porque la de
Porriño compartía terrenos con una fábrica de agroquímicos de la misma compañía
y además se tenía constancia que un informe medioambiental sería desfavorable a
la hora de encontrar compradores ya que aquellos terrenos contenían residuos
tóxicos de los agroquímicos que a lo largo de la historia se habían ido
fabricando allí y que, si bien ahora se habían extremado al máximo las medidas
de seguridad medioambiental, esto no fue siempre así y saldrían a la luz los
residuos tóxicos de lindano, DDT, etc.
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