viernes, 6 de enero de 2017

El saludo de un conocido

Yo no fui consciente hasta después, de la novatada que me gastaron al poco de incorporarme a la compañía de agroquímicos ICI-Zeltia (ahora Syngenta). Hicimos un viaje de trabajo a Galicia y, ya después de la reunión, teníamos que ir a visitar unos ensayos agrícolas. Para ello debíamos repartirnos en varios coches y uno de mis compañeros veteranos me dijo: “tú vete con Alonso”. En aquél momento no me di cuneta de las risas de todos los demás, y con mi total inocencia me subí al coche con él sin percatarme que –curiosamente- nadie más subía a ese coche que aún tenía los asientos de atrás libres.

Fue durante el viaje cuando empecé a comprender que había sido objeto de una novatada: ¡nadie quería subir al coche con él! Pocas veces he visto a alguien más peligroso al volante, pero no porque fuese deprisa, sino porque iba... a otras cosas. Tan pronto aceleraba como frenaba, sin motivo aparente que lo justificara. De pronto giraba la cabeza y dejaba de mirar hacia delante, o circulaba pisando la raya central o la del arcén, o se pegaba mucho al coche de delante o dejaba una exagerada distancia.

Aunque en aquél trayecto no lo viví, luego me contaron dos anécdotas muy ilustrativas. Una vez cometió una imprudencia gravísima, invadiendo el carril contrario y esquivando en última instancia al camión que llegaba de frente, el cual le pegó un enorme bocinazo mientras agitaba los brazos indignado. La reacción de Alonso fue decirle con toda tranquilidad y parsimonia a su pálido copiloto: “¿Lo conoces? Como veo que te ha saludado...”. También me contaron que en otra ocasión lo paró la Guardia civil y le puso una multa... ¡por ir despacio! Resultó que iba circulando tan exageradamente despacio que suponía un auténtico riesgo para todos los conductores y había formado una cola inmensa detrás de él ya que la  carretera tenía muchas curvas y era difícil adelantar.

Afortunadamente, si ahora escribo esto, es que salí vivo de aquél viaje, pero puedo asegurar que para el regreso ya me las ingenié para volver en otro coche.

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