Paseando por el Parque del María Luisa, en Sevilla, escuché
un increíble concierto cuyos armónicos y multiuvariados matices llamaron mi
atención y quedé fijo, durante mucho tiempo, allí pegado, escuchando ese
concierto... de las ranas en su estanque.
No eran las de la foto, que estas aún no aprendieron, sino
las auténticas y reales ranas que cantaban escondidas entre las anémonas y
juncos del estanque. Lo más sencillo, con frecuencia, es lo más bello.
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